sábado, 26 de septiembre de 2020

UN ESTADO QUE NO NOS CONOCE

Artículo escrito por: A PASO FIRME    

    El año 2020 será recordado como un año muy particular, no será uno más en una historia milenaria de la que existe registro, estamos sin duda asombrados y perplejos respecto de todas las situaciones que se han desencadenado y a la vez nos han desnudado desde que llegó particularmente a nuestro país la pandemia; con ella ha quedado al descubierto nuestra fragilidad, nuestras debilidades y carencias más básicas y profundas, una forma cercana de palparla dice relación con lo que más allá del cuidado que nuestra salud física requiere bajo este escenario y que por cierto es algo que evitamos experimentar en carne propia para trascender ya sea por nosotros mismos o pensando en aquellos que dependen de nosotros o incluso más simple, respecto de quienes compartimos nuestro amor, me refiero a lo que insoslayablemente ocurre con nuestro bolsillo, en eso centraré este documento de registro ciudadano, el de una persona común y corriente como usted, aquel que si no encuentra la forma de dar sustento a aquellas necesidades básicas y cotidianas pone en peligro su continuidad en el peldaño que con esfuerzo y dedicación había alcanzado y respecto del que con justa razón creía que iba ascendiendo en la escalera de la vida. Veamos cómo a medida que lo escribo va fluyendo, daré rienda suelta en lenguaje sencillo y común y ciudadano a aquello que desde mi punto de vista vale la pena recoger hoy y dejarlo por escrito para recordar mañana.

    A 6 meses de la declaración del estado de excepción constitucional por catástrofe debido al virus, no han sido pocos los esfuerzos del Estado por dar cumplimiento a la protección económica de sus habitantes, medidas paliativas de distinta índole y alcance han sido tramitadas desde el ejecutivo y posteriormente por el congreso para permitir con ello que los ciudadanos accedan a recursos económicos de emergencia, de forma tal que ellos permitan mantener a la población medianamente tranquila y abastecida, cubierta con recursos para hacer frente a necesidades primarias de alimentación y vestuario, más otras anexas y necesarias como compromisos económicos de arriendo, pagos de deudas comerciales y un largo etcétera. 

    Cuál es a mi juicio el gran error de todas las iniciativas impulsadas tanto por el gobierno como las llevadas a cabo por iniciativa propia del congreso, simplemente es la pésima lectura de ambos poderes del Estado respecto de la focalización, oportunidad y alcance en el tiempo de las medidas adoptadas. Se extraña por completo la lectura social y con ello sensible de la situación real de la población antes de la crisis sanitaria e incluso antes de aquella generada a partir del 18 de octubre de 2019, o bien porque estábamos obnubilados o engañados con la idea de estar viviendo en un oasis, esta isla de la que hacía gala el presidente Piñera, donde literalmente nos informaba que más allá de la disminución en las expectativas de crecimiento del país dentro del concierto latinoamericano, donde nuestros vecinos aparecían evidentemente más débiles que nosotros, un escenario donde más allá de problemas y situaciones propias de una nación aparecíamos menos borrosos que nuestros vecinos en la foto del momento, se hacía quizá oídos sordos a una situación que subyacía con un profundo dolor que claramente llevábamos de forma más menos silenciosa, igual que ese cáncer incipiente que no se advierte más que como un leve malestar y que por falta de controles preventivos y sistemáticos iba avanzando y carcomiendo desde nuestro interior, sin que ello pareciera ser advertido responsable y oportunamente por ninguna autoridad de forma preventiva, objetiva y real; no digamos que datos no habían, ellos ya se habían transformado hace rato en información respecto de lo que como sociedad nos ocurría, sabíamos de los altos niveles de endeudamiento familiar, del grado de insatisfacción social, del efecto que la migración estaba ocasionando, de la falta de crecimiento por factores internos y externos, nada de ello y ninguna de estas advertencias permitió a alguna autoridad tomar estos datos y hacer algo proactivo con ellos, se publicaban y comentaban permanentemente, es así como nuestro Instituto Nacional de Estadísticas lo venía advirtiendo mes a mes, el trabajo permanente y sistemático respecto de la evaluación del índice Gini (Medida económica que sirve para calcular la desigualdad de los ingresos entre los ciudadanos del país), informes de Centros de Estudio de todas las corrientes de ideas también lo hacían, las organizaciones sociales por supuesto que sabían de esto y lo informaban majaderamente, en fin, mucho trabajo acumulado de un conjunto de organizaciones y personas hacía estos análisis por separado y cada uno de ellos con mirada propia, sin embargo, nuevamente todo indica que nadie le puso la debida y oportuna atención, todo este cúmulo de información no eran más que una portada en noticiarios y la prensa en general; nuestras autoridades económicas y sociales, léase con ello a nuestro ministro de Hacienda, el de Economía y el de Desarrollo Social a mi juicio estaban cada uno sentados en sus escritorios haciendo lo suyo y de cuánto estaba a su alcance en responsabilidades particulares y limitadas de su ámbito, nada me demuestra que existiera evidencia alguna respecto de un trabajo conjunto, no hay a la vista una matriz que haya sido creada cruzando datos que los 3 administran y si la hubo yo al menos no la he visto nunca; entonces lo que experimentamos es a mi modo de ver, la prueba más irrefutable de la validez de mi crítica hacia nuestras autoridades, nunca se trabajó en equipos interministeriales o interdisciplinarios, de poco y nada ha servido que nos hayan segmentado en deciles o quintiles, el mapa social dibujado alguna vez terminó demostrando que nos encontrábamos completamente desactualizados, casi como en una versión Beta de aquello, un intento tímido de acercamiento para descubrir nuestra realidad, así es como a fines de septiembre de 2020, aún con mucha población confinada, restringida en sus actividades esenciales y básicas no hemos sido capaces de literalmente parar la olla y hacer frente a nuestras obligaciones cotidianas, la ayuda llegó tarde y mal enfocada, si así no fuera y yo estuviera completamente equivocado, entonces demando ser objetado e invalidado en mis argumentos y que con ello expliquen cómo es que aún tenemos olla comunes, cómo es que tenemos tanto vendedor ambulante circunstancial, tanto profesional trabajando en tareas sobre las que han tenido que improvisar e ingeniar, cómo es que aún se tramitan iniciativas para paliar la postergación de créditos, cómo es que hablamos de un segundo retiro de fondos desde las AFP, cómo es que tenemos sobre 2 millones de desempleados, cómo es que muchos comercios ya sucumbieron y no volverán a abrir, cómo es que si nos damos una vuelta por cualquier lugar de Santiago hay decenas sino centenas de locales con papel kraft en sus ventanales, acumulando polvo en su interior porque sus arrendatarios no fueron capaces de sobrevivir ya a 6 meses y en algunos a 12 meses de inactividad, cómo es que quizá todo lo que indico respecto de la ciudad motor se replica en todas y cada una de las regiones del país...cómo, cuando vemos que los índices de la economía muestras números rojos en prácticamente cada uno de los sectores productos y de servicios de la nación.

    De esta saldremos cortados a cuadritos, personal, familiar, social y económicamente, ni hablar del endeudamiento a nivel país con una deuda ya adquirida y multiplicada por 3, por 4, por 5..., cómo haremos para retomar el crecimiento país con esta pesada mochila y junto a ello con un escenario político y social que a mi juicio está igual que el Volcán Villarica, con fumarolas y explosiones leves pero permanentes, casi como esperando el momento para que se acumule suficiente actividad y termine por explotar directo en nuestras narices, calcinando dicho sea de paso los sueños y aspiraciones de muchos de nosotros, muchos quedarán en el camino en un reguero de miseria y desesperanza de ver cómo prácticamente todo se ha consumido. La búsqueda de la validación por una nueva Constitución nos tiene colgando de un hilo, con un sector jurándonos a pie junto que ella es nuestra tabla de salvación, donde con un voto haremos la diferencia y enfrentados a otro sector que insiste que el único camino viable es reformar para avanzar, donde el pilar debe estar en la estabilidad social, para a través de ahí y con las lecciones ojalá aprendidas entonces seamos capaces de volver a producir, seamos capaces de evitar que continúe la fuga de capitales y empresas de gran tamaño, que volvamos a retomar nuestros emprendimientos, volvamos a contratar y hacernos cargo de esos 2 millones y quizá más personas que sí o sí esperan ponerse de pie nuevamente, todos en ese sector esperamos seguir alimentándonos, vistiéndonos, pagando deudas comerciales, la cuota del auto, el crédito hipotecario, el arriendo, la cuota del colegio o algo tan simple como salir a tomarnos un helado en familia en completa y no aparente normalidad.

    Mi crítica hacia las autoridades económicas, sociales y particularmente políticas no termina ahí, es que a todos ellos hay que darles duro y debemos por una vez en nuestras vidas ser implacables con ellos. Debemos poner fin a estos experimentos de alquimia pobre y peligrosa ejercitan día a día con y sobre nosotros. Comienzan a despertar las dudas respecto de las capacidades reales de nuestras autoridades de por ejemplo el ámbito social, las que permanentemente refriegan y ponen énfasis en las diferencias sin explicar cómo de forma eficiente y sustentable podemos dejar definitivamente atrás; nuestras autoridades económicas y de hacienda por otra parte, que podrán colgar muchos pergaminos en sus oficinas pero que han demostrado no ser más que tecnócratas sin calle y sí mucho escritorio, lucen y se exhiben ajenos, desconectados e insensibles, incapaces de hacer la lectura correcta de las necesidades reales de la ciudadanía, de su oportunidad y alcance real necesario, todo es hecho a punta de una calculadora sub y mal utilizada, todas las iniciativas son impulsadas con grandes anuncios equivalentes a los de una liquidación pero con una poderosa letra chica que luce desdibujada, pálida y mezquina, donde al primer "click" derrumba nuestras esperanzas porque ya sabemos que sea por arriba o por abajo, la ayuda no llegará porque no se califica, esto demuestra la ineptitud al nivel casi negligente, voy más lejos donde peor aún siento que deja a la vista la total desconexión del mundo real respecto del que ellos experimentan en sus ministerios, donde teniendo a la mano todas las herramientas, todo un ejército de recursos humanos y materiales para mapear y trazar con ello el plan, lo hacen tarde y mal.

    Capítulo aparte para los Alcaldes, donde a poco andar de la crisis sanitaria nos enteramos que no conocían el mapa social de su propia comuna, todos al igual que las autoridades de hacienda y economía sabían exclusivamente lo que recaudaban, pero ni la mínima idea de quién era aquel ciudadano que les pagaba los tributos, de pronto dejaron de recibirlos sin saber quién era, ellos sólo ven un número, no ven personas, no conocen a su contribuyente y parece no importante en tanto y cuando paguen lo que corresponde. ¿Cómo entonces van a impulsar políticas de ayuda si no nos conocen, si no saben quiénes somos?, aquí reside la ineficiencia y el abandono de todas las autoridades, todas han fallado en la lectura, pero al mismo tiempo, prácticamente todos han desfilado majaderamente por cuanto matinal de televisión existe, mostrando sus recetas malas, tardías e improvisadas; todos, cual más cual menos ha quedado muy por debajo de cumplir de forma eficiente y oportuna con las necesidades, se farrearon la oportunidad de mostrar que son idóneos, capaces, honestos, concretos, oportunos y no oportunistas. ¿Qué hacían entonces cuando no había pandemia? ¿A qué se dedicaban si no era a la tarea de conocer la realidad comunal, regional o nacional cada uno en su ámbito? La vara está sin duda muy abajo, sino tirada en el piso. La responsabilidad final creo que lamentablemente no es exclusivamente de ellos, nosotros pusimos a muchos de ellos ahí, por acción u omisión.

    Resulta que ahora hay encuestas para todo, las más pretenciosas nos llevan a impulsar la idea de abandonar el oasis que supuestamente habíamos construido y nos invitan a mirar otros como el de Nueva Zelanda, Suecia, Noruega o Canadá; no olvidemos que varias autoridades se fueron de viaje a algunos de estos países a estudiar, sí estudiar cómo es que ellos se habían organizado para estar donde están, volvieron cargados de recuerdos, fotografías y regalos para sus cercanos ¿y qué implementaron? ¿un basurero o un biciclitero que encontraron bonito y útil?, dejémonos de tonteras y pongamos las cosas en orden, ninguno ha rescatado algo que valga la pena para los que representan, no seremos jamás alguno de los países que tanto quieren hacernos admirar, sólo seremos el niño que ve a otro tomar helado, los miraremos con una envidia que no estamos canalizando como una aspiración real, más bien creo que vemos que sus realidades nos generan aún más una peligrosa y perjudicial envidia, nos olvidamos por completo que esa tarea exige recorrer un camino largo de orden y disciplina, muy lejano al camino fácil y oportunista que algunos quieren evitarse recorrer proponiendo partir de cero, casi como esperando que por arte de magia cuando nos enfrentemos a su implementación, ella será instantánea, que ahí habremos conseguido el sello característico del verdadero y sustentable desarrollo. No creo que debamos aspirar a ser nadie más que nosotros mismos, nosotros expuestos con una mirada crítica respecto de nuestras fortalezas y debilidades, conscientes de las oportunidades y amenazas que a diario enfrentamos, nosotros atentos y alertas en el entendido que la responsabilidad final de alcanzar el siguiente tramo de nuestra realización como nación depende sólo de nosotros, jamás de otro.

    En este párrafo final, solamente reflexionar respecto de lo que tenemos en el futuro inmediato, un plebiscito por una nueva constitución que nos tiene divididos, polarizados y enfrentados a un apruebo o un rechazo, un voto en alguno de los 2 lados de esta balanza nos dicen que hará la diferencia respecto del Chile que viene en el futuro y en el que tendremos que convivir, un voto inicial para determinar con ello todo nuestro futuro político, económico y social. Dura tarea en conciencia la que tenemos para ver de qué lado lo dejamos caer, solamente quiero finalizar expresando que lo que hagamos este 25 de octubre, de llegar a tener las condiciones para ello, no nos será en lo absoluto indiferente, marcará sin duda de forma transversal nuestro destino inmediato como nación, cualquiera sea el resultado. Lo que estoy seguro que no lograremos con un voto, será que los políticos dejen de mentir y ofrecer su tóxico humo, este proceso está cargado de mensajes falaces, construido y armado a la medida de políticos ineptos, codiciosos, corruptos, irresponsables y sediciosos que escribieron sobre un papel firmado de forma urgente a punta de una evidente y febril extorsión la noche del 15 de noviembre de 2019 una sentencia para Chile, sentencia que deberemos ratificar con uno de dos escenarios posibles. Sólo la claridad obtenida en el seno de nuestros íntimos ideales determinará lo que sucederá, por ahora paz, disciplina, orden y unión es lo que más necesitaremos reunir para salir airosos de la encrucijada a la que fuimos empujados. 


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