Hoy he querido escribir acerca de un misterio que me inquieta, una reflexión surgida a partir de eventos en los que a nivel mundial nos hemos visto envueltos, algo que algunos podrán describir como un designio superior o simplemente como una consecuencia de estar vivos y que cuando nos detenemos a pensar intentamos a veces vanamente encontrarle algún significado particular. Veamos de qué trata esto.
Si se han dado cuenta, he utilizado una imagen muy particular para representar este documento, me refiero a 'Las Moiras' (Relieve del escultor alemán Johann Gottfried), que son aquellas divinidades de la mitología griega, también conocidas como 'Las Parcas' en la mitología romana y representadas en 3 mujeres de aspecto severo y vestidas con túnicas blancas, las que llevaban por nombre: Cloto, quién portaba una rueca para hilar, Láquesis, que portaba una vara y finalmente Átropos, portando una balanza; en ellas 3 la mitología se encargó de personificar tanto el nacimiento como el destino de cada mortal, de esta forma hilaban finamente nuestro devenir y decidían todo lo que nos iba a suceder durante la vida y cuando es que íbamos a morir. No es que los antiguos hayan creado a estos personajes de la nada o por simple ocio, creo que más bien ya en aquel tiempo dedicaban sendos esfuerzos para comprender nuestra existencia, intentando con ello dar una explicación plausible respecto al misterioso trance entre que nacemos y morimos, con todo aquello que se teje entremedio de ambos misteriosos y fugaces momentos.
¿Por qué es que he comenzado mencionando a estas divinidades?, porque en ello está la búsqueda para humilde pero a la vez pretensiosamente alcanzar la comprensión de lo que hoy experimentamos a raíz de la pandemia. Ya sea que este virus haya surgido de la naturaleza de forma espontánea a través de la mutación de muchísimos y complejos procesos o haya sido creado siniestramente en algún laboratorio, cualquiera sea el caso, nos tiene de cabeza.
Hasta aquí todo bien, ¿pero cómo llegar a ese punto de comparación para enlazarlo con estas figuras mitológicas?, bueno, a mi juicio no parece ser muy difícil ligarlo. Si ya desde la antigüedad hay quiénes se esforzaron en comprender en qué punto de nuestra existencia es que se extingue la vida y como resultado de cuáles combinaciones de decisiones conscientes o inconscientes es que ello finalmente sucedería, la pandemia viene a ser solamente una combinación más de las infinitas posibilidades que el universo y el macrocosmos nos ofrece en cada segundo del tiempo que transcurre, visto así entonces y más allá de las precauciones naturales que tomamos para esquivar el contagio, nada podemos hacer respecto de evitarlo con absoluta certeza. Esta afirmación es durísima, sin duda que cuesta asimilarla y encontrarle razón lógica, pero es que creo que es más sencillo aún, no creo que debamos gastar demasiadas energías en comprenderlo si es que tenemos arraigada la creencia de que las cosas son tal cual, es decir, son lo que son y la tacha que utilizamos para calificarlas de positivas o negativas, no son otra cosa que un fallido intento de encontrar una explicación a ellas.
Hoy mientras veía las noticias y más allá de interpretar la secuencia como un signo de buena fortuna y suerte extrema, casi inmediatamente concluí que ahí había algo más; el niño cae accidentalmente a la vía férrea en India, sin embargo de la nada aparece un salvador, para mí una combinación de estas 3 divinidades o ángel si a usted le parece mejor, que fue enviado para evitar un suceso, en otras palabras, ese niño no estaba destinado a morir en ese instante y ante lo que parecía inminente e inevitable, surge un alma, un instrumento que viene a corregir aquel momento que sin duda habría sido fatal. Ahí veo un destino, una intervención superior que vigila cada una de nuestras acciones y que al mismo tiempo nos deja ser, hacer y deshacer, pero que llegado el momento no intervendrá y nos dejará caer porque el destino se ha cumplido, ni antes ni después, sino en el momento exacto que estaba destinado a ocurrir. Así como este ejemplo particular hay muchos, millones a cada momento donde ocurren salvadas "milagrosas" producto de accidentes o situaciones a las que estamos expuestos, pero también están en ella el resultado de acciones ejercidas por seres malvados que aún con toda su mala intención, premeditación o alevosía siguen experimentando y gozando de la vida como si estuviera perfecto que así ocurra con toda impunidad, sin ningún tipo de castigo o sanción, como los hay en contrapartida de aquellos que inocentes e inexpertos han pagado con su corta vida las acciones de los otros y sobre los cuáles cifrábamos un "mejor destino". Así de complejo es analizar nuestra existencia y el desvelo que nos podría ocasionar el tomar o dejar de tomar una decisión que a simple vista puede resultar irresponsable o incluso una tomada conscientemente como responsable, pero respecto de la cual no tenemos ni la mínima o peor aún la absoluta certeza que con ello salvaguardaremos nuestra integridad o incluso nuestra vida.
Donde es que finalmente apunto con esta reflexión, lo hago en la dirección que no importa cuántas precauciones tomemos permitiendo que nos inoculen con vacunas o evitando que lo hagan, nuestro destino corre por un carril que es independiente, aceptar la experiencia o no de la vacuna, a mi juicio no acelera ni retrasa finalmente nuestro destino, la hora nona llegará e indefectiblemente nos hará caer en el momento que menos lo esperamos, lo que suceda en nuestro entorno con aquel hecho doloroso y triste, eso es harina de otro costal.