domingo, 13 de marzo de 2022

EL ORIGEN DE LA CORBATA

Artículo escrito por: A PASO FIRME

El origen de la corbata se remonta al siglo XVII en Croacia durante lo que se conoce como la guerra de los 30 años, cuando las mujeres anudaban al cuello de los soldados de la caballería un pañuelo rojo que simbolizaba amor y fidelidad. Este origen romántico ha devenido en un reconocimiento de distinción para quiénes la utilizan.

    La corbata como tal es una prenda o indumentaria que de alguna forma ilustra a quién la utiliza, porque no se puede utilizar al azar, ella va acompañada de otras vestimentas que complementan el vestir, tanto es así que sería impensado utilizarla por ejemplo con una polera sin cuello o incluso una que lo tuviera, tampoco parece razonable utilizarla para complementar un traje de baño o incluso yendo más lejos, utilizarla junto con un par de hawaianas, no pues.

    La corbata ocupa un podio de honor, en sí define la elegancia y el buen vestir, refleja de alguna forma la personalidad de quién la utiliza, ella construye y proyecta un estado anímico, festivo o solemne, sofisticado o casual, clásico o atrevido, apagado o brillante.

    ¿Por qué entonces no me extraña que el nuevo presidente no la utilice y particularmente no la haya vestido en la ceremonia de cambio de mando?, porque el nuevo presidente no tiene una formación respecto de lo formal, porque nunca ha debido enfrentarse a protocolos mínimos de buena educación para relacionarse con otros provenientes de un mundo diferente al de él, porque proviene de la calle que es la que lo ha "formado", detrás de un lienzo de forma insolente y provocadora, vociferar contra lo establecido ha sido su escuela por excelencia, suficiente para no tener que someterse a estándares de respeto mutuo, porque justamente - a mi juicio - nos ha faltado el respeto a muchos, sus andanzas para saltar sobre los torniquetes habrían dificultado que utilizando corbata lo haya siquiera intentado, su rebeldía juvenil y casi infantil es el llamado de atención para que otros como él lo imiten y conviertan en referente, finalmente porque a un burro lo adornas, no lo vistes.

    En lo personal siento vergüenza no solamente por su horripilante gusto para vestir y apariencia, aquello podría ser incluso obviado si estuviera en un mediano balance o medianamente compensado con sus ideas, su forma de expresarse y actuar, pero nada de aquello ocurre, un personaje que ha sido inventado por la calle y los medios de propaganda que han sido serviles a su propósito revolucionario, un instrumento del Partido Comunista que lo utilizará cuál marioneta, una mala copia de un socialista y borracho burgués que varios aún idolatran y del cual él se cree depositario o peor aún reencarnado para ir en búsqueda de su propia beatificación, elevándolo a lo que no es.

    No podemos esperar que un individuo como el actual presidente se una al club del buen vestir, el refinado gusto y la elegancia, quizás y a excepción de ciertos protocolos que por su investidura se verá forzado y será sometido a cumplir en sus viajes oficiales al exterior, serán eso, excepciones a las que espero sea previa y mínimamente adiestrado, claro está por cierto que ello dependerá hacia donde es que defina su destino, si lo hace hacia Argentina, Cuba, Venezuela o Nicaragua quizás no será necesario que se someta a ese stress, pero si por alguna de las vueltas de la vida llega a visitar Japón, el Capitolio en Estados Unidos o peor aún debe visitar el Palacio de Buckingham...tal como alguna vez el historiador británico Norman Davies afirmó, "Por el cuello lo conocerás". 

Respecto de los zapatos, otro día podemos revisar qué dicen ellos sobre nosotros.

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