jueves, 12 de junio de 2025

Reserva investigativa y derecho a la información: Un análisis pseudo filosófico y ético

 


Escrito por: A PASO FIRME


    A propósito de una iniciativa parlamentaria que apareció estos días en las noticias y, que busca sancionar con cárcel a quienes difundan investigaciones penales en casos que estén como reservados por la justicia y que lo han llamado “moción de protección de antecedentes en proceso penal”, ha surgido mi interés de darle una vuelta respecto de las implicancias de esta iniciativa, para ello me valí de la experiencia de lecturas previas, consulté otras de estudiosos sobre el tema y si bien no soy filósofo — y mucho menos un modelo de virtud —, me atreveré a abordar este tema con una óptica filosófica, ética e incluso moral, con la humildad de quien sabe que razona desde sus propias contradicciones… como todo buen ser humano que se respete.

    La reserva del caso, una figura procesal común en los sistemas de justicia penal se establece para proteger la eficacia de las investigaciones, resguardar los derechos de las partes involucradas y evitar la contaminación de pruebas o la fuga de sospechosos. En Chile, como en otros países, el Ministerio Público puede decretar la reserva para restringir la difusión de información durante etapas sensibles del proceso investigativo. No obstante, esta medida entra en tensión con el derecho a la información y la libertad de prensa, pilares fundamentales en una democracia. Este breve análisis y reflexión en función de lecturas previas sobre el tema, más mi propio entendimiento basado en lo que comprendo por sentido común, explora estas tensiones a la luz de las reflexiones de pensadores clave de la filosofía política, ética y del derecho, proponiendo dos líneas argumentativas: una que condena la transgresión de la reserva, y otra que la justifica bajo ciertos principios democráticos.

 

    Desde una perspectiva que privilegia el orden, la seguridad y la integridad institucional, la reserva del caso cumple un rol fundamental. Thomas Hobbes, en Leviatán, argumenta que el Estado debe garantizar la paz y el orden, y que los ciudadanos deben ceder parte de su libertad para asegurar estos bienes comunes, yendo un poco más allá, Hobbes trata en este libro sobre la justificación del poder absoluto del Estado como garantía de paz y seguridad y argumenta que, sin un gobierno fuerte, los humanos vivirían en un estado de guerra constante, por lo que es necesario un soberano con poder total para mantener el orden social, claro que ahí podríamos desviarnos un poco del tema y estar yendo demasiado lejos, sin embargo, desde esta óptica, divulgar información, según Hobbes, reservada socava la autoridad legítima del Estado y puede generar caos o frustrar la administración de justicia.

    Immanuel Kant, en su Metafísica de las costumbres, enfatiza la necesidad de respetar el deber y las normas como imperativos categóricos. Filtrar información en contra de una orden judicial o fiscal representa, en este marco, una falta grave al deber cívico y moral. La transgresión implica instrumentalizar a otros (los investigados, las víctimas, la sociedad) con fines posiblemente ajenos al deber moral, lo que para Kant es éticamente inaceptable.

    John Rawls, en su Teoría de la justicia, podría respaldar la reserva como parte de un sistema jurídico justo. Según Rawls, las instituciones deben operar bajo principios que todos aceptarían desde una "posición original" de equidad. La reserva protege la imparcialidad del proceso judicial, y su transgresión podría minar la justicia procedimental, afectando la confianza en el sistema.

    Por el contrario, desde una perspectiva que prioriza la libertad individual, el escrutinio público y el control del poder, se puede defender la filtración como un acto legítimo, incluso necesario. John Stuart Mill, en Sobre la libertad, sostiene que la libertad de expresión y de prensa son fundamentales para evitar la tiranía y permitir la corrección de errores institucionales. Desde su lógica utilitarista, si la filtración sirve al bien público y revela prácticas indebidas, su valor moral puede superar su carácter ilegal.

    Hannah Arendt, quién fue una filósofa y teórica política germano-estadounidense, conocida por sus estudios sobre el totalitarismo, el poder, la libertad y la naturaleza del mal, aporta otra clave en su trabajo Verdad y política, ahí se discute el valor de la verdad factual en la vida pública. Arendt critica la manipulación de la información por parte de los poderes del Estado y sostiene que la ocultación sistemática erosiona la confianza ciudadana. En contextos donde la reserva se usa para encubrir negligencia o abuso, la filtración se convierte en un acto político legítimo.

Michel Foucault, filósofo francés, en sus estudios sobre poder y saber (Vigilar y castigar, La verdad y las formas jurídicas), argumenta que el conocimiento es inseparable del poder. Para Foucault, controlar la información es una forma de gobernar. Filtrar datos reservados puede ser un modo de resistir la concentración opaca del poder, visibilizando prácticas que de otro modo permanecerían en la sombra. Desde esta mirada, el secreto judicial no es siempre neutral: puede ser una “tecnología de control”.

    El debate entre secreto investigativo y libertad informativa no tiene una solución universal. La ética contemporánea invita a analizar caso a caso. La filósofa Martha Nussbaum, desde una perspectiva de ética de las capacidades, sugiere que debemos evaluar qué capacidades humanas se ven afectadas. Si el secreto perjudica gravemente la agencia moral de los ciudadanos, podría estar justificada su ruptura.

    Jürgen Habermas, otro filósofo y sociólogo alemán, con su teoría de la acción comunicativa, plantea que la legitimidad democrática surge del consenso racional en el espacio público. Si la reserva de un caso impide deliberaciones fundamentales sobre el poder judicial o político, la transparencia podría ser preferible para sostener la racionalidad democrática.

    En esta encrucijada se ubican los medios de comunicación, actores clave en la mediación entre el poder institucional y la ciudadanía. Su labor de informar tiene un fundamento ético y democrático indiscutible. Sin embargo, cuando se enfrentan a causas judiciales bajo reserva, deben ponderar si divulgar información filtrada cumple una función social o si, por el contrario, entorpece una investigación en curso.

    Desde la óptica de Karl Popper, otro filósofo austriaco-británico, conocido por su teoría de la falsación como criterio de demarcación científica y por su defensa de la sociedad abierta – nos dice que, una sociedad abierta requiere que las instituciones estén bajo constante revisión pública. Los medios, en tanto fiscalizadores, podrían tener la responsabilidad de divulgar información cuando el secreto sirve para proteger intereses oscuros. No obstante, esta función debe ser ejercida con responsabilidad epistémica, es decir, con la capacidad de discernir entre la necesidad de informar y el riesgo de obstruir la justicia.

    Otros autores nos recuerdan que los actos sólo pueden ser evaluados dentro de una tradición moral coherente. Si los medios actúan movidos por el sensacionalismo o intereses económicos, su intervención en casos reservados no puede ser éticamente validada. Pero si actúan como guardianes del interés público, incluso la transgresión puede tener justificación moral.

     Con todo lo anterior, decidir si es correcta o no, moral o éticamente válida alguna o cada una de las diferentes posiciones sobre esta discusión, no es tarea sencilla. La decisión de mantener en reserva una investigación o de divulgarla debe contemplar múltiples dimensiones: legales, éticas, políticas y sociales. Hay fundamentos filosóficos robustos para sostener la necesidad de la reserva como mecanismo de protección institucional. Pero también existen argumentos poderosos que la cuestionan cuando su uso encubre injusticias o cuando el conocimiento público es esencial para el control democrático.

    En este marco, el rol de los medios de comunicación es crucial. Su función de informar puede chocar con las restricciones legales impuestas por la reserva, pero también puede ser una vía de control social frente a abusos de poder. La pregunta clave no es solo si es legal divulgar, sino si es legítimo desde el punto de vista democrático y ético. Los medios deben actuar con prudencia, discernimiento y compromiso con la verdad, asumiendo que en ocasiones el deber de informar puede entrar en tensión con el deber de proteger.

    Esta tensión es inherente a las sociedades abiertas: entre el deber de proteger y el derecho a saber. Su resolución no puede recaer solo en normas formales, sino en la deliberación pública, el juicio ético, la responsabilidad cívica y el rol constructivo y crítico de los medios de comunicación.

    Finalmente, estamos nosotros: los lectores, los ciudadanos de a pie, los consumidores de titulares y revelaciones. Los que, con el desayuno en la mano y el ceño fruncido, decidimos quién es culpable y quién inocente con la misma soltura con la que cambiamos de canal. Quizás —solo quizás— deberíamos detenernos un instante a pensar qué hacemos con la información que recibimos. ¿Nos vuelve más sabios? ¿Más libres? ¿O solo más ansiosos y mejor alimentados de escándalos?

Si Hobbes nos pide orden, Mill nos exige libertad, Foucault nos alerta del poder oculto y Arendt nos recuerda que la verdad también puede ser incómoda, ¿Qué nos exigimos a nosotros mismos como audiencia? Tal vez llegó el momento de que, entre tanto filósofo, también el lector saque su voz. ¿Estamos listos para eso? O, mejor dicho: ¿Nos conviene estarlo?

sábado, 29 de marzo de 2025

Los bufones de las redes y los enanos intelectuales: Cáncer en la pseudo política chilena.

 

Escrito por: A PASO FIRME


Vivimos tiempos en los que el debate político ha sido secuestrado por una horda de bufones de las redes y patrioteros de teclado que, en lugar de combatir al verdadero adversario, prefieren ensañarse con su propia trinchera. Son los enanos intelectuales de la política, aquellos que, incapaces de construir, se dedican a dinamitar desde adentro, creyendo que su mezquindad es sinónimo de lucidez.

Las redes sociales han dado voz a muchos, y eso no es un problema per se. El problema es que han amplificado la voz de quienes, desde la cobardía del anonimato o la osadía de la ignorancia pública, han convertido la política en una competencia de a ver quién destruye más rápido lo que otros intentan edificar. Son los francotiradores de la nada, los que disparan contra sus propios aliados en nombre de una pureza ideológica que no resiste el menor análisis.

El patriota de teclado es ese personaje que, con la furia de un león tras una pantalla, exige pureza doctrinaria absoluta, pero en la vida real es incapaz de organizar algo más complejo que un grupo de WhatsApp. Son los inquisidores de la ortodoxia política, los que exigen pruebas de fidelidad constante, siempre con el dedo acusador listo para señalar traidores donde solo hay matices o estrategias distintas. No combaten al enemigo real porque eso requiere esfuerzo, conocimiento y coraje; prefieren desangrar a los suyos, debilitando cualquier posibilidad de victoria.

Luego están los bufones de las redes, esos que creen que la política se gana con memes y chistes baratos, que confunden el activismo con el espectáculo mediático y que se especializan en generar escándalos efímeros para el aplauso fácil de una audiencia que, en el fondo, no los toma en serio. Su daño es doble: por un lado, convierten el debate en una caricatura; por otro, hacen creer a sus seguidores que la política es solo espectáculo y no estrategia, trabajo y sacrificio.

Y no podemos olvidar a los enanos intelectuales, esos personajes que, a pesar de tener voz y presencia, no aportan nada más que frases altisonantes y consignas vacías. Son los que, desde su mediocridad, atacan a quienes realmente están construyendo algo, no porque tengan mejores ideas, sino porque su irrelevancia les obliga a hacerse notar de algún modo.

Luego están las tribus de ideólogos y panfleteros, pequeños feudos dentro del mismo sector político que, en lugar de fortalecer la causa común, la fracturan aún más. Son sectas de pensamiento rígido que rechazan cualquier disidencia, convencidos de que su visión es la única válida. Entre el dogmatismo de unos y la simpleza propagandística de otros, estos grupos terminan convirtiendo la lucha política en un ejercicio de autodestrucción, donde la dudosa lealtad es más importante que la efectividad y el ruido se impone sobre la razón.

Pero si hay una categoría que merece un desprecio especial, es la de los tahúres de la política. Son los apostadores compulsivos del destino nacional, esos personajes que no hacen política, sino que juegan a la ruleta con ella. Se alimentan de predicciones grandilocuentes, asegurando con aire de certeza que tal candidato ya está muerto, que tal movimiento es imparable, que este o aquel error es el golpe final. No hacen campaña, no construyen proyectos, no pelean batallas: solo se sientan en la tribuna a lanzar profecías de salón como si la política fuera un casino en el que solo ellos saben contar cartas. Cuando aciertan, se pavonean como si fueran oráculos infalibles; cuando fallan, se escabullen con el mismo cinismo con el que juegan a la adivinanza. Su existencia es un veneno para cualquier causa seria, porque promueven la pasividad, el fatalismo y el derrotismo entre quienes deberían estar luchando en lugar de especulando.

Mientras tanto, el adversario real observa y sonríe. No necesita esforzarse demasiado porque sabe que la autodestrucción viene desde dentro. Divide y vencerás, una estrategia que estos pseudoactivistas aplican sin darse cuenta de que están cavando su propia tumba. O quizás sí se den cuenta, pero les importa más su ego que el verdadero propósito de la lucha política.

Si la política quiere sobrevivir al siglo XXI, debe librarse de estos lastres. Se necesita menos ruido y más acción, menos puristas de la derrota y más estrategas de la victoria. Mientras los bufones de las redes, los patrioteros de teclado, los enanos intelectuales y los tahúres de la política sigan dominando el debate, la política seguirá siendo un espectáculo triste donde los únicos que ganan son los que jamás se ensucian las manos.

jueves, 1 de febrero de 2024

INTERVENCIÓN MILITAR, UN SUEÑO RECURRENTE EN LA CULTURA CHILENA


Escrito por: A PASO FIRME


    Nuestras fuerzas armadas se encuentran profundamente arraigadas en el corazón de la sociedad chilena, tanto es así que para el caso de una de las tres ramas militares existentes al día de hoy, el ejército es incluso anterior a la formación de la nación; en efecto, es el propio Estado Mayor del Ejército que sitúa su creación en el año 1603 en lo que se considera el nacimiento oficial, cuando el gobernador Alonso de Ribera y Zambrano creó el "Ejército permanente del reino de Chile", el  primero en Hispanoamérica.

    De lo anterior, se desprende lo que se podría considerar una fusión natural de lo que conocemos como raza chilena con el Ejército desde el inicio de los tiempos de la Colonia, son los mismos historiadores militares quiénes reconocen que la raza chilena surgió a partir de la mezcla de sangre araucana con la sangre de los conquistadores y otros encomenderos españoles.

    Nuestra identidad nacional se cruza permanentemente a lo largo de la historia con las instituciones castrenses, insisto, en particular con el Ejército de Chile, en todo aquello que ha significado su participación para preservar la unidad nacional, más allá de las intervenciones que la historia les ha puesto por delante y por las que han tenido que ser actores relevantes en el curso y desarrollo de nuestra existencia como nación.

    Desde el inicio, primero con la propuesta de Alonso de Ribera, en tiempos del Rey Felipe III con la propuesta del Ejército permanente del reino de Chile hasta Carlos II en 1768, cuando el Ejército de Chile se diferenció profundamente de otros Ejércitos al consagrar la "Ordenanza de su Majestad para el régimen y disciplina y servicio de sus ejércitos", una disposición que sería clave y sirvió de base para defender la independencia proclamada en 1810.

    En consecuencia, considero relevante haber resumido en pocas líneas la importancia de una institución como el Ejército de Chile, a efectos de intentar explicar este sueño recurrente en la cultura chilena y, que dice relación con la intervención militar en tiempos de crisis como la experimentamos hoy.

    Las misiones de estas fuerzas militares siempre han existido para preservar nuestra soberanía y para apaciguar ánimos en tiempos convulsos, lo fue con la repoblación de pueblos y fuertes al sur del Biobío, en lo que históricamente se conoce como la pacificación de la Araucanía, lo fue más tarde con conflictos internacionales para evitar la implementación del denominado proyecto absolutista español, en tiempos de las guerras napoleónicas, donde España dejó literalmente abandonadas a las colonias y expuestas a una invasión extranjera, el proceso avanzó ya para 1804 con la criollización y autonomía del Ejército como respuesta a la Real Orden que informaba a los vasallos chilenos de que, en caso de una invasión extranjera, la colonia tendría que defenderse con sus propios medios, sin esperar ayuda de la península y ni siquiera del virrey limeño, prosiguió luego de instalada la primera junta nacional de gobierno en 1810, ya con un porcentaje importante, sobre el 67%, de oficiales nacidos durante la colonia en Chile, es así como se inician las primeras campañas libertadoras, primero la encargada de liberar al Perú y la segunda contra la Confederación Perú-Boliviana en 1836, en tiempos del presidente General José Joaquín Prieto y el ministro de guerra Diego Portales, de quién su ideal principal define al orden como un valor de máxima relevancia, a la vez que de su mano llega una función primordial para el Ejército como lo fue ejercer el tutelaje político, situación que tendría fuerte impacto en décadas posteriores.

    En nuestra historia descansan los esfuerzos del General O'Higgins, crucial su participación para nuestro proceso de independencia y Ramón Freire, director supremo y presidente de Chile, quién pese a estar en oposición a O'Higgins, la historia le atribuye la consolidación de la independencia con la conquista de Chiloé en 1826, así es la forma en que se va escribiendo nuestra historia, de la mano de nuestro glorioso Ejército.

    Fue Diego Portales quién le otorgó al Ejército un rol fundamental en la lucha por la expansión territorial y la soberanía, convirtiéndolo en el pilar del orden político e institucional, fue Portales también quién impulsó un concepto desconocido para la época como lo era el de Ejército Nacional, concepto angular que descansaba sobre la idea de orden y estabilidad republicana.

    Basta de hazañas, vamos a los hechos sobre los cuáles en el orden interno de la nación, nuestro Ejército ha jugado siempre un rol clave y decisivo como lo fue la guerra civil de 1891, durante el mandato del presidente José Manuel Balmaceda, las disputas y tensiones entre el Poder Ejecutivo y el Legislativo derivaron en guerra civil, se clausura el congreso, mueren alrededor de 4.000 chilenos, incluso se ordenó disolver el Ejército respecto de aquellos que eran partidarios de Balmaceda, aquí las fuerzas se dividieron de tal forma que la Armada al mando del Capitán de navío Jorge Montt se abanderizaron con los congresistas, sumados a ellos algunos oficiales del Ejército, se desarrollaron cruentas guerras internas en prácticamente todo el país, el acontecimiento remeció profundamente todo el tejido social, generando con ello consecuencias políticas, económicas, sociales y culturales; independiente del origen del conflicto, lo relevante es que la intervención militar ahí estuvo nuevamente.

    El conflicto anterior, en contexto de guerra civil generó graves fracturas internas en nuestro país, lo que dio paso a un período de resentimiento hacia el Ejército, situación que tendría como consecuencia lo ocurrido en el período 1924-25, ya alejados de las victorias de la guerra del pacífico, la sociedad civil había tomado cierta distancia de las fuerzas armadas en sectores altos y medios de la sociedad, la materialización de las reformas militares llevadas adelante por el Coronel Alemán Emil Körner, quién había sido contratado años antes por Balmaceda como instructor para la instrucción y profesionalización de oficiales y mejorar la formación militar de las tropas bajo la doctrina prusiana, trajo consecuencias porque hubo una incorporación importante de sectores de clase media en las filas del Ejército y ya no era patrimonio exclusivo de una élite social que la conformaba, hubo además un declive en la situación económica y moral de la institución, sumado a un evidente intento de politizar e instrumentalizar al Ejército por parte de sectores políticos. Recordado fue el ruido de sables en las graderías del Congreso para conseguir mejoras solicitadas a viva voz por parte de oficiales, lo que derivó en la aprobación de leyes impulsadas por militares y el presidente Arturo Alessandri, postergadas ya por 4 años en comisiones del congreso. Lo cierto es que el conflicto de 1924-25 derivó en una nueva constitución para Chile, una constitución redactada bajo el mandato del presidente Alessandri, pero puesta en marcha durante el gobierno del General Carlos Ibáñez del Campo, donde expresamente se volvía a dejar en claro en su articulado, la obediencia y no deliberación de los cuerpos armados, esa constitución nos acompañaría hasta 1973 y sería reemplazada en 1980 por la encargada a la comisión Ortúzar por la junta de gobierno al mando del Capitán General Augusto Pinochet. 

    En resumen, las constituciones de 1828, 1833, 1925 y la de 1980 y, tal como lo reconocen los propios historiadores militares, en todas ellas, el Ejército ha tenido un rol trascendental en la historia constitucional de nuestra nación; prácticamente todos los proyectos constitucionales y las constituciones se han dictado por el Ejército. 

    ¿Por qué he querido rescatar esta historia de proyectos constitucionales históricos ligados a nuestras fuerzas armadas?, porque no hay espacio para la duda respecto del evidente aporte y positiva intervención que, desde su origen recordado allá en 1603, los cuerpos armados han tenido y por lo que han luchado permanentemente en beneficio de la preservación de nuestra soberanía, el orden y la independencia de nuestra nación.

    ¿Cómo empalma entonces la historia militar con el presente político, social, económico y de soberanía que afecta a nuestra nación?, sencillo y difícil de explicar al mismo tiempo, sencillo resulta pedir que las fuerzas armadas intervengan ante lo que se evidencia como un desastre en cada uno de los puntos de la pregunta anterior, sencillo si consideramos que el desmoronamiento viene ocurriendo al menos desde la década de 2010 en adelante, difícil es también al mismo tiempo, porque a diferencia de lo que nos ha revelado la historia, hoy, más allá del manifiesto desastre en términos de administración política, no hay hambre generalizada, no hay gente volcada en las calles en cantidades suficientes demandando el término de esta situación, no hay una resolución del Poder Legislativo y/o del Poder Judicial que contengan una declaración abierta de desobediencia del Ejecutivo respecto de respetar sentencias o promulgar leyes, tampoco hay por parte de la Contraloría General de la República una denuncia que signifique una vulneración sistemática de disposiciones reguladas, no hay control de precios, no hay juntas de abastecimiento, no hay reparto de vales para vestimenta y/o alimentos, objetivamente no hay nada que haya emanado de algún Poder del Estado, institución contralora o reguladora que indique que estamos en presencia de un Estado fallido, no hay expropiaciones que se puedan considerar como ilegales o arbitrarias por parte del Estado; lo que sí hay, y muchas, son denuncias, todas hasta ahora insustanciales, que no permiten configurar una vulneración y/o abandono de deberes sistemático por parte del Poder Ejecutivo, ni siquiera hemos podido demostrar la inhabilidad mental del presidente como resultado de su condición psiquiátrica. Lo que advierto es un deterioro progresivo de la gobernanza, no hay duda de aquello, pero estimo que esos problemas se resuelven con más democracia, más responsabilidades y no poniendo el énfasis en los derechos, al fin y al cabo, fue con responsabilidad en todo sentido que sacamos adelante a nuestra nación del pantano de la pobreza y la miseria que nos asolaba hasta fines de los años 70's.  Lo que también advierto que hay, a mi juicio, es un contubernio peligroso de la clase política y que no se había advertido en ninguno de los conflictos internos de nuestra historia de la forma que hoy experimentamos, existe evidencia dispersa, pero que debe ser reunida y dispuesta con pruebas irrefutables para sostener que estamos frente a un amancebamiento político, una configuración muy particular de fuerzas internas y externas que sugieren un plan estructurado por décadas para desestabilizarnos política, económica, social, cultural y valóricamente; la evidente intervención de Naciones Unidas en Chile a través de diversas organizaciones dependientes de ella como ACNUR por citar sólo 1 ejemplo, sumado a organizaciones como el Servicio Jesuita Migrante, ambas con planes e intenciones evidentes de convertirnos en refugio para cualquiera, sin discriminar su condición en términos políticos o situación judicial de origen, son riesgos que hemos mal asumido y enfrentado, todo ello ha configurado un tóxico cóctel que nos hemos venido sirviendo desde hace ya más de 1 década, los resultados de una nula política de migración ordenada que haga frente de forma positivamente colaborativa para enfrentar el envejecimiento de nuestra población, son cosas que están pendientes; haber permitido que en 1997 el presidente Eduardo Frei suscribiera la convención de Ottawa y que luego el presidente Ricardo Lagos depositara el documento de ratificación en 2001 para desminar nuestra frontera norte, aquello fue a mi juicio un error geopolítico grave; todo lo anterior, todas esas decisiones con mirada cortoplacista, sin perspectiva de futuro que signifiquen asegurar nuestra soberanía e independencia nos han jugado en contra, eso quizás lo podemos inferir a partir de la ruidosa, inconclusa, pero aun en curso, revolución iniciada el 18 de octubre de 2019, pero inferirlo no es suficiente, necesitamos demostrarlo y probarlo, demostrar y probar la intervención extranjera que hubo y aún existe, llevar todos los antecedentes a un plano donde resulte irrefutable la evidencia, si es que nuestro ánimo fuera restablecer el orden subvertido a través de los canales democráticos de que dispone nuestra constitución y, ahí es justamente donde reside el problema, cómo hacerlo con una casta política que en gran medida y cantidad ha demostrado ser altamente permeable a la corrupción, que se presenta licenciosa, preocupada y ocupada de sus inmerecidos privilegios, ocupada de defender sus cuotas de poder como señores feudales en tiempos de feudos medievales, una clase política que es definitivamente indolente y a la vez indiferente frente a la evidencia objetiva respecto del deterioro del funcionamiento del Estado para los fines más básicos que le asisten como lo son la seguridad interior, la justicia, la salud y la educación; si limitáramos el rol del Estado sólo a esos 4 ámbitos, ninguno de ellos alcanza mínimos aceptables para la convivencia democrática que signifique estabilidad y certezas para el desarrollo de las actividades normales. 

    ¿Cómo probamos la ocurrencia de un Estado fallido?, para ello sería bueno adentrarnos un poco en su definición y tener cuidado de las palabras a emplear, porque podríamos caer en la tentación de definir a un Estado como fallido, por ejemplo, en aquel donde no hay un gobierno efectivo y por el contrario se le considera un Estado en plenitud de facultades a aquel donde se concentra todo el poder e impera una dictadura. Un Estado es exitoso si mantiene el monopolio en el uso legítimo de la fuerza dentro de sus fronteras, cuando ello deja de ocurrir y se evidencia una presencia dominante de milicias o terroristas, entonces podríamos comenzar a pensar en un Estado fallido. El término fallido también podría ser válido si el Estado se ha vuelto ineficaz, en el sentido de que teniendo fuerzas militares y policiales, no tiene control sobre su territorio y estos grupos son una amenaza desafiante a la autoridad del Estado, de forma que con ello se impida la aplicación de leyes, también lo es si hay ineficacia judicial, una burocracia impenetrable, una corrupción extrema, un extenso mercado negro y/o informal, pero, si se estaba animando porque percibe que se configuran muchas condiciones para definir un Estado Fallido, lamentablemente para las pretensiones de algunos, también es fallido si ocurre una interferencia o intervención militar en asuntos políticos, en resumen, ¿Cambiamos o utilizamos sólo los argumentos que nos parecen válidos para las pretensiones?.

    Tenemos en definitiva el diagnóstico, conocemos la enfermedad, experimentamos sus manifestaciones, pero carecemos del tratamiento, no tenemos el antídoto para curarnos, o quizás conocemos el tratamiento, lo tenemos pero cerramos primero los ojos ante el horror que significaría reconocer que debemos repetir nuevamente nuestra historia, aquella que habla de una intervención militar, un sueño recurrente en la cultura chilena, puede ser, puede que la salida no sea a través del diálogo, pero me vuelvo a preguntar si realmente queremos dialogar, si realmente el diálogo existe como opción viable, si tenemos en quién confiar para llevar adelante un diálogo fructífero, si realmente queremos una salida pacífica a este tormento o correremos de prisa hacia la medida de shock para evitar que el paciente muera, extirpar a riesgo de muerte este cáncer que con sus habitantes de turno, carcome desde los cimientos a nuestras instituciones, que tal como un ejército de termitas nos devora desde dentro, donde en cualquier momento todo se desmorona en la forma de una guerra civil.

    Todo lo anterior es posible, los hechos se van sucediendo día a día, el deterioro es progresivo, la decadencia ética, moral y valórica tocó hace rato a nuestra puerta, pero resulta parecer que esa advertencia ha pasado desapercibida, hemos estado lo suficientemente imbuidos en nuestro mundo personal, profesional y familiar, transitamos con un dolor sordo a cuestas, aislados, indiferentes, apáticos, más preocupados de resguardar lo material que lo valórico, olvidando que lo relevante y que da sustento a la materialidad es la espiritualidad, la verdadera solidaridad y empatía de reconocer que en gran medida, lo que le pasa al vecino también me afecta, lo que sucede en la comuna vecina también me afecta, lo que sucede en la región vecina también me afecta, en suma reconocernos como parte activa y orgánica de un todo donde si un componente falla, fallamos todos.

    Leo frecuentemente emplazamientos hacia los comandantes en jefe de las fuerzas armadas y no exclusivamente hacia ellos, también respecto de otros oficiales activos y en retiro, emplazamientos groseros, pusilánimes y cobardes que intentan con sus palabras, empujarlos a actuar, a través del uso del lenguaje vulgar, tratándolos de cobardes, crean y distribuyen imágenes donde aparecen al lado de gallinas y maíz, los comparten en sus redes sociales con arengas pseudo patriotas, es probable que esos individuos ni siquiera hayan realizado su servicio militar, otros, que seguramente nacieron años o en décadas posteriores al pronunciamiento, nos advierten que no tienen por qué hacerse cargo del pasado, ellos demandan una intervención urgente, vaya casta de patriotas que han mal parido las redes sociales, vaya casta de patrioteros de teclado que muchas veces escondidos en falsos y/o anónimos perfiles exigen, demandan que las fuerzas armadas se hagan cargo del desastre de nuestro país, casi como si desearan que ocurriera por el sólo gusto de querer ver arder todo, algunos afirman por esas mismas redes sociales estar dispuestos a dar la vida si fuera necesario, pero no asisten a llamado alguno que signifique manifestarse en la calle, por miedo a que les vaya a llegar algún tipo de proyectil y los deje peor de lo que ya están. "El miedo es natural en el prudente y, el saberlo vencer es ser valiente", escribió Alonso de Ercilla. 

    Sugiero que una intervención militar, como parte de un sueño recurrente en la cultura chilena no es la solución en esta pasada de la historia, no al menos con las condiciones actuales, no en la condición limitante que han puesto a las fuerzas de orden y seguridad, a las cuáles les han atado las manos con reglas sobre uso de la fuerza que son inaplicables frente a quienes amparados en un sistema judicial garantista, terminan teniendo más derechos que los ciudadanos decentes, no es posible con un alto mando de Carabineros que todo indica tiene instrucciones de aplicar medidas disciplinarias que van en contra del derecho más elemental en materia de justicia, como lo es la presunción de inocencia, al primer error son dados de baja, abandonados por la institución que se supone los ampara para prestar su servicio a la patria y los entrega a un sistema donde deben costearse ellos mismos su defensa y con ello enfrentar a fiscales implacables en defender derechos de delincuentes, ignorando en muchos casos evidencias clave para la defensa del afectado, tampoco es posible con las nulas garantías que puede otorgar un régimen que tiene un profundo complejo con el pasado reciente de las fuerzas armadas, no con una generación de políticos que aún se alimenta del odio y sed de venganza, no con un Poder Judicial repleto de jueces y ministros prevaricadores, que lejos de buscar la verdad para aplicar justicia, lo que hacen es perseguir a aquellos que enfrentados al contexto de la época nos salvaron de que nuestra nación formara parte de la bota comunista que nos sumiría en una nueva Cuba, no es posible tampoco con la actual conformación del Tribunal Constitucional que ha demostrado ser funcional al régimen imperante, tampoco es posible hacerlo con un Consejo de Defensa del Estado, donde a la hora de indemnizar delincuentes presentan escritos pobres para perder a propósito y con ello literalmente vaciar las arcas, pero que a la hora de enfrentarse a un requerimiento de un particular realmente afectado por la delincuencia o el terrorismo, los escritos son contundentes para con ello resguardar las arcas fiscales y negar toda reparación económica; en definitiva, no lo considero viable sin antes ejercer y agotar los recursos que están disponibles en nuestra constitución y que existen para ser utilizados sin cálculos políticos mezquinos y miopes, veo necesario volver a insistir que no existe ninguna voluntad ni coraje disponible por parte de una casta política, ella que se supone existe para representarnos y por lo cual hemos endosado un mandato que tampoco hemos sabido revocarlo de forma eficiente y ejemplificadora, una casta política que por una parte juega a preservar el poder y por otra juega al error del adversario para alternarse, una casta que apuesta al deterioro máximo de la situación país para luego aparecer como alternativa y solución a lo imperante, todas esas ideas forman más bien parte del cálculo político que es ajeno a los intereses y deseos de la población, el pueblo, el soberano; vale la pena entonces preguntarse, si las fuerzas armadas intervinieran, ¿A quién entregarán el poder?, ¿Quién tiene hoy la estatura suficiente, quién encarna el coraje y genera la suficiente adherencia transversal para no terminar cayendo en una espiral aún peor?. La anomia que experimentamos es a mi juicio autoprovocada, estimo que nosotros nos la hemos inoculado por décadas y ahora no sabemos cómo hacerle frente o quizás sabemos, pero no queremos asumir la responsabilidad. Seguir pensando que la solución la tiene otro y no verlo en primera persona, es a mi juicio un error, es esperar ingenuamente que surja de algún lugar la salvación, el iluminado, el redentor que nos devuelva lo que consideramos nos ha sido arrebatado; si no somos capaces de salir de nuestra zona de confort, nada cambiará, si no arriesgamos, no podemos ganar. Jugar ese juego en tercera persona nos convierte en cómplices, no en víctimas y, persistir con la idea de una intervención militar, como sueño recurrente, pasa a ser, a mi juicio, una idea insostenible.

Recuerde que, cuando se ausenta la paz, se lleva consigo el pan.

lunes, 5 de junio de 2023

Salvador Allende, traidor, asesino, terrorista, ladrón y cobarde

 


Artículo escrito por: A PASO FIRME

En una reciente columna, el periodista Daniel Matamala ha publicado una titulada: Traidor. Asesino. Terrorista. Ladrón. Cobarde.

Aquí la mía bajo el mismo título, pero con otra óptica.

Salvador Allende, traidor, asesino, terrorista, ladrón y cobarde.

Traidor.

Salvador Allende no llegó al poder por decisión del pueblo soberano, fue designado presidente por el Congreso de Chile, ello gracias a la transferencia de votos que hizo el partido demócrata cristiano y a un estatuto de garantías que el mismo partido le hizo firmar y que violó sistemáticamente. Allende sólo obtuvo un 36,63% de votos populares.

¿Estadista? No. Traidor

Allende asesino.

Un sector político reivindica la figura de Salvador Allende, un comunista encubierto, marxista-leninista confeso, masón activo y precario intelectualmente que destruyó intencionalmente las instituciones republicanas con el propósito de instalar su revolución marxista, la que se fraguaba desde el congreso de Chillán en 1967, donde el partido de Allende se declaró partidario de la vía armada; tanto es así que unos de sus brazos armados, el VOP, asesinó en 1971 a Edmundo Pérez Zujovic, exministro demócrata cristiano de Eduardo Frei Montalva; otra franquicia terrorista del MIR, llamada Movimiento Campesino Revolucionario asolaba el sur de Chile y ultrajaba entre otras a Antonieta Maechell Ricardi; las expropiaciones que a viva voz y a punta de armas hacía en Temuco el MIR con Miguel Enríquez a la cabeza, para "instaurar un gobierno revolucionario de obreros y campesinos", eran otra forma de hacer política por parte del gobierno de la Unidad Popular.

Lo que hace Matamala no es negacionismo, sino algo más perverso: sesgo ideológico.

"Aplaude", "Iguala". Fabrica una balanza donde por un lado instala violaciones a la libertad, a la democracia, destruye la economía, precariza la producción, destruye las instituciones republicanas, hay mujeres violadas, asesinatos políticos, expropiaciones a punta de armas y en el otro lado de la balanza intenta equilibrarlo con la desastrosa gestión de un régimen totalitario.

¿Estadista? No. Asesino.

Allende terrorista.

    Salvador Allende se presentó como falso demócrata, un ser despreciable que quiso convencer a Chile que los partidos marxistas podían acceder al poder por la vía democrática y no sólo por la vía armada, la democracia cristiana era el sustento de aquello, sin embargo, a poco de instalado en el poder, el terrorismo de Estado implementado a través de sus brazos armados, daban cuenta que todo aquel que se opusiera a su revolución marxista sería aniquilado, para ello indultó a terroristas del MIR, los que habían sido condenados por asesinatos, asaltos, secuestros, colocación de bombas, esos jóvenes idealistas eran la materia prima básica para consolidad su revolución. Disolvió el Grupo Móvil de Carabineros que existía justamente para desbaratar y desarticular a terroristas, así Allende allanaba el camino al VOP, MIR, al MAPU, a la Brigada Elmo Catalán y la Brigada Ramona Parra. Están documentados decenas de carabineros y militares asesinados y más de 500 muertes de propietarios por defender su propiedad durante el régimen marxista de Salvador Allende.

¿Estadista? No. Terrorista.

Allende ladrón.

    Salvador Allende fue un ladrón, un ladrón de las libertades, un ladrón de la propiedad privada, un ladrón de la democracia, un ladrón del espíritu republicano, un ladrón de la justicia, ¿No es aquello incluso más deleznable que el intento de llenar sus propios bolsillos con billetes?, Salvador Allende se robó el alma de la nación, si así no hubiera sido, entonces, el Congreso, el Poder Judicial y la Contraloría General de la República no lo hubiese acusado de haber actuado sistemáticamente al margen de la constitución y las leyes.

¿Estadista? No. Ladrón.

Allende Cobarde.

    Salvador Allende fue sencillamente un cobarde, un cobarde que al verse solo y abandonado por sus compañeros de revolución que simplemente lo dejaron abandonado en La Moneda, terminó suicidándose. Allende al contrario de lo que muchos creen, fue un cobarde, un incapaz de dar la cara al país y enfrentar con la frente en alto el desastre en que en 1.000 días provocó a Chile con su revolución marxista.

¿Estadista? No. Cobarde.

    Pongamos las cosas en orden, sin Allende jamás hubiera existido un Pinochet, el Capitán General hubiera sido un militar más dentro de las gloriosas filas del Ejército de Chile, quiso la historia asignarle un lugar para recuperar a nuestro país de la bota comunista, quiso la historia que nuestra nación jamás se convirtiera en satélite de la URSS y de Cuba. Chile nació libre y seguirá siempre libre.

    La historia se construye con hechos y no con relatos, la historia se juzga por sus resultados y ella aún se escribe; la traición, el asesinato, el terrorismo, el robo y la cobardía de Allende siempre han estado a la vista, sin embargo, gracias a políticos traidores del más amplio espectro y mediocres periodistas que acomodan el relato, se han ocupado de mantenerla oculta. Han manipulado y con ello tergiversado la historia, para convertirla en el alimento básico de un sector político que a punta de venganzas judiciales los ha enriquecido económicamente, han profitado del dolor causado por ellos mismos y cual vampiro la mantienen sangrante para beber eternamente. Han elevado a la inmerecida categoría de héroe a un traidor, asesino, terrorista, ladrón y cobarde llamado Salvador Allende Gossens.

lunes, 8 de mayo de 2023

Puzzle Político

 
Artículo escrito por: A PASO FIRME


    El contundente triunfo de los candidatos a consejeros del partido republicano ha remecido a la sociedad en su conjunto, a nadie ha sido indiferente el resultado obtenido en las urnas, pero, ¿Qué podemos esperar de su trabajo cuando asuman el 7 de Junio?, vamos por partes. 

    Seamos honestos, nadie previó un abultado triunfo republicano, situación que se da exclusivamente porque ha vuelto en gloria y majestad el voto obligatorio; en efecto, desde el plebiscito de salida del pasado 4 de septiembre de 2022, la ciudadanía comprende que con la reposición del voto obligatorio, está obligada a pensar su voto, obliga a informarse para tomar una decisión informada y, eso en un país con baja preparación cívica, es un paso gigante en el proceso de toma de decisiones políticas, porque lleva al interior de cada hogar la discusión sobre decisiones que sí nos afectan en el diario vivir. 

    Lo que no parece razonable es el acomodo mañoso que una vez más la clase política ha dejado de manifiesto al incluir paridad de salida, qué significa esto, es muy sencillo y queda meridianamente claro en lo sucedido al candidato del partido Renovación Nacional Juan Sutil en la Región de O'higgins, quién obteniendo más de 75 mil votos en las urnas, es reemplazado por una candidata de su mismo partido y que obtuvo solamente casi 19 mil votos, en otras palabras, para la clase política 25% es más que 75%, todo ello en nombre de la mal llamada paridad de género que tuerce la voluntad del soberano y por la que se desprecian los votos de un pueblo que quiso a uno, pero que el sistema le dijo que no, en beneficio de otra.

    Sabíamos que este proceso electoral, que por cierto no queríamos y no pedimos, constituía el rebaraje del naipe político, establecía en su resultado el reordenamiento de las fuerzas políticas, más allá de lo que haya dicho el presidente Boric en términos que este proceso no trata del gobierno o cuentas respecto de la gestión realizada; he aquí la importancia que el Partido Republicano haya competido en lista independiente, sin aliarse con nadie, esto permitió obtener una foto nítida del verdadero peso político de los republicanos dado el actual escenario económico, político, social y particularmente de seguridad,; Republicanos, que no siendo el partido más grande en términos de militancia, lo es ahora en términos de fuerza política, pensando por cierto en las elecciones de alcalde del 2024 y las parlamentarias y presidenciales de 2025; pero no todo son cuentas alegres, esta es la foto de un triunfo puntual, que solamente será capaz de prevalecer si es que los republicanos son fieles a su declaración de principios, si se mantienen firmes en sus creencias respecto de la visión de nación que tienen, esto es, liberal en lo económico y conservador en lo valórico saldrían victoriosos y cosecharían por fin lo negado en las presidenciales de 2021.

    El resultado del 7 de mayo obtenido por el Partido Republicano, lo deja a la cabeza como fuerza política predominante, anulando por completo a fuerzas tradicionales como el Partido Demócrata Cristiano, el Partido por la Democracia, Radicales y Liberales de la lista Todo por Chile que nada dio a Chile en esta pasada, quienes quedaron reducidos a cenizas; ni hablar de la estrepitosa caída del Partido de la Gente que literalmente se quedó sin gente.

    Mención aparte merecen aquellos que promovieron el voto nulo; por las razones que usted quiera, el resultado fue histórico, nunca visto antes en nuestra democracia con este nivel de contundencia, casi un 17%, concentrando con ello más de 2 millones de adherentes, los que sumados a aquellos que votaron en blanco y que significaron casi un 5% con más de medio millón de votos, han enviado una señal potente, señal de la que tampoco podemos quedar indiferentes, porque de alguna forma, ellos constituyen la base del voto En Contra para el plebiscito de salida del próximo 17 de diciembre de 2023. La abstención del 21% del padrón electoral es razonable y respecto de ellos no es necesario especular, es lo usual y está en la media en términos históricos con voto obligatorio. El ejercicio del voto nulo sirvió exclusivamente para la ocasión, en elecciones de alcaldes, parlamentarios, gobernadores y presidenciales sería absolutamente nefasto para nuestra democracia, porque ello anularía la legitimidad de los resultados, debe a mi juicio evaluarse el futuro escenario de un voto nulo vinculante u opción que signifique por ejemplo "ninguno de los candidatos" como efecto para responder a pretensiones de políticos que presentan candidatos mediocres o derechamente corruptos, pero eso es otra historia.

    Con la mirada puesta en el futuro y dejando atrás el resultado del 7 de mayo que ya es historia, conviene centrarse en analizar qué hará el Partido Republicano con 23 consejeros electos, de un total de 51, porque recordemos que finalmente y de acuerdo al % de participación electoral, ello permitió a 1 de los 2 representantes de pueblos indígenas ser electo, el tema es que el que resultó favorecido es nada menos que Alihuén Antileo, uno de los fundadores de la CAM, organización terrorista que la izquierda en el congreso se negó a definir como tal, pero eso es otra historia.

    Las fuerzas para proponer un texto razonable que eventualmente sea aprobado por la ciudadanía el próximo 17 de diciembre de 2023, pasan necesariamente por los acuerdos en normas sobre los 12 bordes definidos como intocables por la modificación constitucional, amoldarse a aquello resultará prácticamente un imposible, ahora, aquello que son intocables no ha resultado necesariamente un obstáculo para las propuestas de norma que deberán ser votadas por el consejo constitucional y, para muestra un botón. El borde número 10 dice textualmente "Chile consagra constitucionalmente con subordinación al poder civil la existencia de las Fuerzas Armadas y las Fuerzas de Orden y Seguridad, con mención expresa de Carabineros de Chile y de la Policía de Investigaciones de Chile", si bien no se ha eliminado del todo, no habrá capítulo especial como es el que hoy tienen en la constitución vigente en el capítulo XI y, el otro tema con esta norma, es que dice que ellas estarán subordinadas al poder civil, algo simplemente inaceptable, ellas están subordinadas expresamente a la Constitución y no para ser utilizadas por el poder civil de turno, lo cual de persistir, hará inviable la aprobación del texto propuesto.

    Respecto de otros bordes, mucho se ha hablado del número 5 que sostiene en la propuesta que "Chile es un Estado social y democrático de derecho...", esta definición en manos de Republicanos que serán mayoría en el consejo constitucional, no es precisamente bienvenida, por tanto no aceptada, porque en la declaración de principios del partido se afirma que ellos creen en una Economía Social de Mercado, muy diferente a la propuesta de borde. En Europa, un Estado social y democrático de derecho fue la solución a la que llegaron países de ese continente en el contexto histórico del siglo pasado, producto de las guerras mundiales en las que se vieron envueltos, la solución chilena más bien se parece a la de países tercermundistas como Haití, Pakistán o Somalía y esto no es broma, revise sus constituciones y evidentes resultados. Un Estado social de derechos requiere de instituciones públicas sólidas, libres de grasa y corrupción, cosa que no es nuestro caso y por lo que tenemos un largo camino que recorrer; sin una estructura robusta, armónica y coherente, lo que conseguiremos con ese modelo será más riesgos e incertidumbres que seguridad y certezas, ello sin considerar que el Estado social y democrático de derecho en visión de la izquierda, no es otra cosa que el Estado a cargo de financiar y proveer derechos sociales con cargo a una mayor carga impositiva, excluyendo en muchos casos a la participación de privados.

    Los países serios no cambian una constitución comenzando desde cero, borrando cualquier vestigio de la anterior, lo que hacen es modificar tanto como sea necesario la vigente para adaptarla al presente y futuro, por qué menciono esto, porque ya hay voces al interior de la comisión experta que estarían anticipando un mecanismo alternativo en caso de volver a rechazarse la propuesta del próximo 17 de diciembre, ¿será esto un viso de lo que se vendrá con la contundencia del partido republicano en el consejo constitucional?, digo esto porque este escenario no previsto por nadie con 23 consejeros de republicanos, establece una puesta en escena muy diferente, en republicanos ha quedado el tercio necesario para el veto o rechazo de normas que no estén de acuerdo a sus principios valóricos, económicos y/o sociales, además de tener - eventualmente - el quorum suficiente para aprobar lo que les parezca, dado que se necesitan 31 votos y ellos solos ya tienen 23, 8 votos les faltaría, que no parecería raro que los obtengan entre los 11 escaños que logró ChileVamos (6 UDI, 4 RN y 1 Evópoli), por mucho que ChileVamos haya expresado públicamente, claro, antes del resultado ya conocido, que no verían con malos ojos pactar en línea con el PC más que con Republicanos, esto porque a la coalición Unidad por Chile le faltan hartos más escaños para lograr los apetecidos 3/5 (le faltan 15 para llegar a 31 y que no tiene de dónde obtenerlos con ChileVamos que sólo tiene 11, más el voto del representante de pueblo originario, que tiene 1, aún así le faltarían 4 que jamás conseguirá).

    Con todo lo anterior, lo que se avizora en el futuro inmediato es una polarización bastante preocupante, más de la existente, el ala más extrema de la izquierda sabe que no tiene posibilidad alguna de reflotar alguna de sus ideas que tan entusiastamente llamaron a aprobar en el plebiscito pasado, eso hará que se movilicen en la calle, que es por cierto, lo que mejor saben hacer, seguirán muy probablemente con estudiantes paralizados en protestas que continuarán destruyendo, utilizarán seguramente a la CUT para apresurar demandas de mejores sueldos, aumentará la grasa estatal vía contratación de más de los suyos para contener el desempleo, aumentará sin duda la inflación producto de las incertidumbres económicas y por supuesto la incontrolable situación en términos de seguridad interna, más lo relacionado con la población ilegal de nuestro país, que por mucho que haya algunos yéndose de nuestro país, no frena la llegada de indeseados por pasos fronterizos irregulares para seguir sosteniendo la idea de una eventual revolución por vías no democráticas, la revolución está en pausa y en eso el Partido Comunista y el Frente Amplio, más los sectores anárquicos no se pierden ni por un segundo.

    Si llegamos al 17 de diciembre para realizar el plebiscito de salida, muchas cosas sucederán en el camino, por lo pronto no es extraño anticipar que la izquierda del Partido Comunista y todo el Frente Amplio, harán ingentes esfuerzos por llamar a votar en contra, si a eso sumamos el 21,54% entre nulos y blancos, más un porcentaje razonable de los que en esta pasada se abstuvieron y que fueron más de 3 millones de ciudadanos, las condiciones para un contundente voto En Contra están ahí, sólo hay que seguir firmes, ocupados e informados de lo que ocurra a partir del próximo 7 de junio, cuando asuman los 51 miembros del consejo constitucional. 

    No lo olviden, las piezas que le faltan al puzzle político para ser resuelto, las seguimos teniendo nosotros como ciudadanía, nos unimos o nos hundimos.


    

viernes, 3 de marzo de 2023

FUERZAS ARMADAS - Rol y el pago de Chile



Artículo escrito por: A PASO FIRME

    Las fuerzas armadas son instituciones militares del Estado de Chile, garantes de nuestra soberanía y esenciales para nuestra seguridad nacional, ellas son dependientes administrativamente del Poder Ejecutivo, particularmente del Ministerio de Defensa, en ese sentido, desde el punto de vista del uso de las armas, es el Estado quién tiene el monopolio indelegable de la fuerza y lo ejerce a través de instituciones competentes como son el Ejército, la Armada, Fuerza Aérea, Carabineros y Policía de Investigaciones, estas 2 últimas instituciones, mencionadas exclusivamente para identificarlas como instituciones orientadas a garantizar el orden público y la seguridad interior; los cuerpos militares son instituciones altamente entrenadas y profesionales, con un orden jerárquico de mando vertical y organizadas en estructuras orgánicas que facilitan las funciones militares en términos de multifuncionalidad, polivalentes, interoperabilidad y con un altísimo grado de desarrollo desde el punto de vista técnico, se suele decir además, que son obedientes, lo que desde mi punto de vista es innecesario, porque considero la obediencia un atributo natural en cualquier organización, por tanto no creo que sea un atributo exclusivo de ellas, adicionalmente se dice que no son deliberantes, respecto de este otro “atributo”, lo desarrollaré más adelante.
 
    La anterior parece una definición razonable y suficiente para referirse a nuestras fuerzas armadas, ello debería bastar para comprender su visión y misión al servicio de nuestra nación, debe bastar para comprender que todos sus miembros son SERVIDORES PÚBLICOS, disponibles las 24 horas, los 7 días de la semana y por supuesto, los 365 días del año y que en el ejercicio de su trabajo están dispuestos a rendir la vida si fuera necesario, literalmente disponibles a morir, ¿por qué hago esta distinción?, porque muchos confunden servidor público con funcionario público y nada más lejos de la realidad y he aquí el primer punto a destacar respecto de ellas; un funcionario público, sin desmerecerlo, es un empleado que trabaja en horario definido de oficina, que por cierto cobra horas extras si se excede en el tiempo normal de trabajo, lo hace en días hábiles de lunes a viernes, siempre y cuando no haya días feriados, que difícilmente entregará su vida por lo que hace y que está a cargo de un servidor público, o al menos así se espera que sea. Hay harta diferencia, ¿verdad?
 
¿Por qué he decidido hablar de nuestras fuerzas armadas?, porque soy un civil inquieto, porque me interesa que las definiciones anteriores tengan una importancia preeminente y comprendida transversalmente por la sociedad, sin embargo y a juicio personal, creo que no hay tal reconocimiento de su existencia, importancia y del verdadero rol que las asiste, más aún teniendo en cuenta la situación que atraviesa nuestro país, vamos desmenuzando.
 
No es rumor que hay intenciones por parte del actual régimen de cerrar el penal de Punta Peuco, más allá de desmentidos por la prensa realizados por el subsecretario de Justicia sr. Jaime Gajardo Falcón, quién negó haber dado instrucciones para preparar el cierre y argumentó que no hay ninguna instrucción formal o informal para el cierre de Punta Peuco que él haya dado al director nacional de Gendarmería, desmintiendo con ello instrucciones que según fuentes oficiales, habrían sido entregadas en octubre de 2022 al director nacional de Gendarmería, Coronel Sebastián Urra. ¿Qué ocurre entonces?, ¿Quién dice la verdad?, difícil saberlo con certeza, lo que sí es cierto que la ministra de Defensa Maya Fernández en entrevista con El Mercurio del 12 de abril de 2022 dijo textualmente “el penal de Punta Peuco NO debe continuar” y agregó que,">No tiene que haber penales para unos y penales para otros, habiendo delitos tan brutales", sabemos de sobra que cuando el río suena, es porque arrastra un piano; por último, a saber que este año 2023, la izquierda pretende conmemorar los 50 años de lo que ellos llaman el golpe militar, pero que otros, y no pocos, lo llamamos, los 50 años desde que recuperamos nuestra libertad." 

    Reflexionemos de las críticas que hay hacia ex uniformados de las FF.AA., reprochados por algunos en la sociedad civil, donde desde distintas redes sociales y auto etiquetados de “los verdaderos patriotas”, enrostran a ex uniformados el haber dejado abandonados a sus compañeros de armas, ¿es realmente esto así?, me inclino a afirmar que no es así, por el contrario, creo que quienes han dejado abandonados a ex uniformados de las FF.AA. fueron derechamente los miembros de la clase política o familia política y, digámoslo también, muchos de los grandes empresarios de nuestro país que en momentos difíciles de la historia clamaron por ayuda y luego de recibida y controlada la situación por militares, simplemente se olvidaron, pero esta vez con los bolsillos llenos. Esta afirmación que hago puede parecer infundada para algunos, entonces para evitarlo, les recordaré algo que creo se hace necesario a la luz de la pésima memoria colectiva de nuestra sociedad. 

    ¿Recuerdan la destitución del ministro de la Corte Suprema Hernán Cereceda Bravo?, él ocupó el cargo entre 1985 y 1993 y fue destituido por el Senado en 1992 durante el gobierno de Patricio Aylwin, esto a propósito de una acción presentada por diputados de la concertación por lo que consideraron abandono de deberes en juicios de derechos humanos, al considerar los políticos que se retrasaba innecesariamente los fallos. ¿Cuál era el caso en cuestión?, La supuesta detención y desaparición del militante del MIR y blanca paloma Alfonso Chanfreau ocurrida en 1974, caso sumario que fue reabierto en mayo de 1990 por oídas de una supuesta testigo que para esa fecha recordaba con impresionante exactitud que había presenciado a Chanfreau en un lugar de detención ilegal, bueno, volviendo al tema central de la traición política, lo relevante para mi sustento, es que el ministro Cereceda fue destituido con los votos de parlamentarios de Renovación Nacional, entre ellos Hugo Ortíz de Filippi, Ignacio Pérez Walker y Sebastián Piñera Echenique, este último suscribió más tarde, promesas con ex miembros de las FF.AA. y Carabineros en el marco de su campaña para convertirse en candidato presidencial, lo cierto es que el tiempo ha demostrado que su traición es de larga data, porque lo concreto e irrefutable es que fue él quien cerró el penal Cordillera en 2013, con ello puso el broche de oro a su agenda personal, transcurridos para ese entonces 40 años del pronunciamiento militar, ¿envió con eso una señal meramente electoral o una señal política de fondo?, juzgue usted; no dejaré pasar las declaraciones de aquel entonces cuando la candidata presidencial, hija de un General miembro de la junta militar, me refiero a la sra. Evelyn Matthei, mostró su conformidad con la decisión del presidente Piñera y agregó que “Cordillera claramente no era un penal”, la historia juzgará la decisión de postergar la firma del decreto que el entonces ministro Teodoro Ribera había dejado en manos del presidente para liberar al General(r) Odlanier Mena, quién terminó suicidándose tras enterarse de la decisión de postergar su liberación por parte del presidente Piñera. Nuestra historia política está llena de traiciones desde los albores de la patria, sin embargo, uno habría esperado que, con el paso de los años, la clase política hubiera aprendido algo respecto de principios, valores, consistencia, coherencia y consistencia. 

    Volvamos sobre el reproche que algunos hacen a las FF.AA., no sin antes recordar que los cadetes juran ante Dios y la bandera – testigos trascendentales - del legado de virtud, fortaleza y carácter heredado de los 77 héroes de La Concepción que dieron su vida por Chile y la causa nacional y, que acompañan al soldado por el resto de su vida. ¿Quién en la sociedad civil ha estado o está dispuesto para algo semejante?, cuesta encontrar en nuestra historia, acto semejante de genuino patriotismo. 

    Qué liviana resulta la crítica cuando no se está en los zapatos del reprochado, qué superficial resuena ante la evidencia histórica, semejante crítica; el grito desesperado que pretende recoger el descontento colectivo de carácter social, debe ser canalizado objetivamente hacía quienes son los que nos han conducido a este inminente punto de quiebre y, que nuevamente se cierne sobre nosotros, debemos demostrar que hemos aprendido de los errores del pasado, debemos, los de más edad, demostrar que hemos hecho la tarea de traspasar las vivencias históricas a las nuevas generaciones, debemos, al igual que hacemos con nuestros hijos enseñarles a tener modales, a respetar a los mayores, a hacernos responsables de nuestros actos, a sentarse a la mesa y utilizar correctamente el servicio para comer, todo eso, debió ir complementado con enseñanzas sobre la historia reciente y no haber esperado que fueran otros los que se la contaran, me pregunto y cuestiono a la vez, si todos hicimos ese trabajo, temo que hubo casos suficientes en que no fue así y que explican de alguna forma lo que nos ocurre. No por nada culturas ancestrales traspasaban de boca en boca la experiencia, lo hacían para que no se perdiera lo aprendido, esperando con ello que los que heredaban el conocimiento se perfeccionaran y lo perfeccionaran, eso es evolución, sin embargo, en muchos de nuestros casos no haberlo hecho, ha derivado en una involución. 

    He dejado para el final un atributo mencionado al inicio de esta reflexión, aquel que se ha instalado en el colectivo común y que dice que las FF.AA. NO son deliberantes, ¿no son deliberantes?, ¿están seguros de aquello?, hay entonces que hacer nuevamente algo de historia para refrescar lo que usted seguramente sabe, pero que ha omitido, dejándose llevar nuevamente por el relato de perdedores y probablemente NO sólo se ha dejado llevar, probablemente hasta lo ha repetido más de alguna vez. Lo que explicaré y detallaré a continuación no es una verdad absoluta, por cierto, habrá quiénes quieran interpretarlo o ver desde otro ángulo, bienvenidos al debate. Las FF.AA. son deliberantes y los comandantes en jefe actúan en el nivel político estratégico, para muestra, les menciono y explico brevemente qué es el Consejo de Seguridad Nacional, más conocido como COSENA, el consejo de seguridad nacional es un organismo compuesto por el Jefe del Estado, los Presidentes del Senado, la Cámara de Diputados y la Corte Suprema, el Contralor General de la República y además los Comandantes en Jefe de las Fuerzas Armadas, incluyendo al General Director de Carabineros y cuya misión es asesorar al presidente de la república en materias vinculadas a la seguridad nacional, detalle que encontrará en el capítulo 12 de nuestra constitución política de la república y que se encuentra regulado por los artículos 106 y 107, convendría darle algo más que una hojeada, porque ahí hay una potente herramienta de carácter POLÍTICO DELIBERANTE, respecto de asuntos que atenten gravemente contra las bases de la institucionalidad o puedan comprometer la seguridad nacional, dicho lo anterior, ¿Por qué frente al evidente atentado a nuestra seguridad nacional que experimentamos en la puerta norte de nuestro país, sumado al reconocido terrorismo que asola en la región de Araucanía ¿no se le ha convocado?, ¿Cuál es el temor, limitación o complejo del Poder Político que les impide invocarlo?, juzgue usted, tienen miedo. 

    Adicionalmente convendría también recordar, las 5 áreas de misión del Ejército: Defensa e integridad de la soberanía territorial, Cooperación internacional y apoyo a la política exterior, Emergencia nacional y protección civil, Contribución al desarrollo nacional y acción del Estado y finalmente Seguridad e intereses territoriales, ¿alguien se atreverá a afirmar que siquiera una de aquellas 5 áreas de misión no tiene una componente DELIBERANTE?, terminemos con los eufemismos, los políticos tienen miedo. Puedo ser más explícito respecto de que las FF.AA. SÍ son deliberantes y es más, han sido utilizadas en el pasado para asegurar lealtad del poder militar al civil – aquí otro breve paréntesis para terminar con aquello que las FF.AA. están supeditadas al poder civil, no señores, no es así, ellos están supeditados a la CONSTITUCIÓN Y LAS LEYES, cierre de paréntesis; disculpen el exabrupto, continúo; recordemos a modo ilustrativo y como ejercicio de buena memoria, sólo lo ocurrido en los últimos 50 años de nuestra historia, digo, para no extendernos en demostrar que SÍ son deliberantes, me refiero al período presidencial de Salvador Allende Gossens, quién para conseguir adhesión de las FF.AA, tuvo a 10 altos militares como ministros de Estado, vamos detallando:

  • Carlos Prats González, Comandante en jefe del Ejército, nombrado 1° por Frei y luego ratificado por Allende, donde fue Ministro de Interior, Ministro de Defensa e incluso vicepresidente de la república, hmmm, en estricto rigor ejerció temporalmente el rol de presidente mientras Allende iba de visita a la Unión Soviética a fines de 1972 en busca de ayuda económica, líneas de crédito y otras, ayudas que para el registro de la historia, fue rechazadas por los rusos. Sigamos…
  • Raúl Montero Cornejo, un Almirante de la Armada de Chile que fue ministro de Hacienda entre el 9/8/73 y el 28/8/73 y posteriormente reemplazado por el Contraalmirante Daniel Arellano Mcleod 
  • Ismael Huerta Díaz, vicealmirante de la Armada que fue ministro de OO.PP. y transportes entre el 2/1/72 y el 31/1/73 y posteriormente reemplazado por el Contraalmirante Daniel Arellano Mcleod entre el 31/01/73 hasta el 27/03/73, más adelante en el mismo ministerio de OO.PP. habría 2 militares más, César Ruíz Danyau y Humberto Maglioccetti Barahona, este último hasta el 11/9/73
  • José María Sepúlveda, quién fue General director de Carabineros y fue ministro de Tierras y Colonización, cargo que ocupó desde el 9/8/73 al 11/9/73 
  • Pedro Palacios Cameron, quién fue ministro de minería entre el 6/4/72 al 17/6/72, más tarde también en Minería estuvo Claudio Sepúlveda Donoso, General de la FACH y Rolando González Acevedo quién estuvo entre el 28/8/73 al 11/9/73. 

    10 miembros de las FF.AA. donde algunos de ellos estuvieron en más de un ministerio durante el régimen de Allende, ello da cuenta entonces que SÍ son deliberantes, lo fueron también en consecuencia, durante el período del presidente Augusto Pinochet Ugarte en el gobierno cívico-militar que él encabezó, ahora si insistimos en hurgar más atrás en la historia, hasta el General Carlos Ibañez del Campo quién fue presidente en 2 oportunidades, antes fue ministro de guerra de Arturo Alessandri Palma y Emiliano Figueroa Larraín…y también fue vicepresidente. 

    Dejemos atrás aquello de que son o no son deliberantes, juzgue usted; En suma y resumiendo, estoy seguro de que el poder político ha sido el verdadero traidor a nuestras FF.AA., pero convengamos que faltó visión de futuro al momento de la transición del año 1990, y claro, hubo a mi juicio un pésimo asesoramiento civil a las FF.AA., algo que significara una real protección y garantía que no serían perseguidos por el poder político y enjuiciados por el Poder Judicial; mire, en este punto y de acuerdo a lo que he leído, aquí en Chile hubo la posibilidad de hacer una transición a la brasilera y no a la argentina como terminó siendo, respecto de la transición en Brasil, algo que algunos llaman facturas impagas de la transición en el período militar entre los años 1964 a 1985, donde en el libro Transiciones desde un gobierno autoritario, un compendio de ciencia política escrito por Guillermo O'Donnell y Philippe Schmitter, describían la transición brasileña como «controlada». Ello ocurrió porque la transición allá en Brasil, definió el marco objetivo frente a la oposición y con ello controlaron el proceso de transición, a diferencia de lo que ocurrió, por ejemplo, en Argentina, donde los militares se retiraron del poder en medio del descrédito general por su gestión en la economía y el fracaso de la Guerra de Malvinas, lo que terminó con muchos de ellos perseguidos, juzgados y finalmente encarcelados; lo concreto es que en la transición brasileña se diseñó e implementó un modelo que impidió la persecución hacia militares y se logró por otra parte, concesiones relevantes para mantener a raya los excesos en que suele caer poder político, esto fue que elites militares permanecieran en puestos importantes del Estado, hecho clave para evitar que se radicalizaran posiciones civiles en el futuro y luego de la transición, dándoles voz en la toma de decisiones, estando además el acierto que permitió a los militares que conservaran el sector de defensa y política militar, relativo a ascensos y modernización de las FF.AA., control que hasta hoy poseen. De mis palabras desprenderá que estoy perfectamente de acuerdo con aquello, porque comparado con lo que hoy vivimos y lo que vive Brasil, más allá del presidente socialista que hoy tienen, las FF.AA. siguen siendo garantes de la constitución y las leyes.

    Entonces, haber tomado la decisión de haber hecho la transición a la Argentina y no a la Brasileña, es a mi juicio, un coso muy alto al que se ha forzado a pagar por parte de nuestras FF.AA., las que cumpliendo un mandato civil, donde 2 poderes del Estado, el legislativo y el judicial, declararon a Salvador Allende estar actuando fuera de la constitución y las leyes, digo, para que pongamos las cosas en orden y terminemos con el MITO IZQUIERDISTA, NO FUERON LAS FF.AA. las que dieron un golpe de Estado en Chile el 11 de septiembre de 1973, fueron los políticos los que forzaron la intervención y demandaron que ellas actuaran, sumado por cierto al clamor popular expresado masivamente en gente de todos los sectores que se volcaron a la calle, pero bueno, cerremos el paréntesis para volver a la parte política, donde esta clase traicionera que de forma temporal y calculada primero apoyó la intervención para luego dar la espalda, así y de la misma forma, se hizo a un lado, porque lo cierto es que parte de ellos mismos que pedían casi de rodillas la ayuda, años más tarde los persiguieron, el primero y más emblemático de ellos, don Patricio Aylwin Azócar, quién en 1970 giró desde redactar y negociar el estatuto de garantías que permitió el pacto de la Democracia Cristiana para apoyar a Allende, pasando por aquel posterior discurso en el Senado en su calidad de Senador y presidente de la Democracia Cristiana, en una sesión especial realizada el 11 de julio de 1973, donde afirmó que Chile estaba al borde de un quiebre de su sistema democrático y que lo más grave era que los chilenos habían perdido la confianza en la democracia; más tarde, inmediatamente de producido el pronunciamiento militar lo apoyó en una declaración que sacó la directiva de la DC, cuestión que hizo hasta 1976 cuando vieron con buenos ojos y autorizaron que militantes DC pudieran ocupar cargos en el gobierno del presidente Pinochet, para terminar no sólo dándoles la espalda, sino que apoyando la persecución, enjuiciamiento y posterior encarcelamiento de los mismos a los que pidieron intervinieran para poner fin a los abusos de la dictadura comunista de Salvador Allende. 

    Con todo lo que hasta aquí les he relatado, ¿ustedes siguen creyendo que son los ex uniformados los que han traicionado a sus camaradas de armas?, juzgue usted. 33 años han pasado desde que supuestamente retomamos el camino de la democracia, y digo supuestamente, porque al principio puede que haya habido aquella intención, pero conforme han pasado los años, la democracia se ha ido desdibujando, hoy luce pálida y enferma y agónica, confinada por grupúsculos, conducida a un paroxismo intencional por aquellos que entregados a agendas foráneas, buscan aniquilar nuestra historia, cultura, tradiciones y valores, todo aquello mezclado con mezquinos intereses personales y particulares relativos a cuotas de influencia y poder que empuja e impulsa la clase política, ellos han capturado a la democracia para destruirla a vista y paciencia de nosotros, la sociedad civil, nosotros que constituimos el soberano, el pueblo en el cual reside la voluntad soberana; una democracia mal ejercida, conduce inevitablemente al colapso de ella, son décadas ya las que como sociedad hemos mal ejercido nuestra voluntad, por décadas hemos padecido de una peligrosa anomia, nos alejamos del debate, de las urnas, del ejercicio responsable de nuestros deberes cívicos, seguramente ahora comprendemos el daño que hizo el presidente Eduardo Frei Ruiz-Tagle al terminar con aquella asignatura, concebida como tal en 1912 como asignatura independiente, subsumida en 1967 como asignatura de Ciencias Sociales, reincorporada en 1980 como Educación Cívica y Economía y reinstalada en 1984 como Educación Cívica a secas, para finalmente desaparecer convenientemente y definirla como objetivo transversal curricular, donde la concretan en la forma de “formación ciudadana” a partir de 1999, reflexionen ustedes sobre esto, ¿han visto algo de eso en las mallas educativas de vuestros hijos?, juzgue usted. 

    Cuidemos a nuestras FF.AA., mantengamos los ojos puestos en el poder político a efectos de evitar que sean mal utilizadas por ellos, cuidemos de los pasos que el régimen actual da con respecto a sus funciones esenciales, no permitamos que las degraden moralmente, ellas son la última barrera de contención contra la asonada marxista, destructiva y deconstructiva que intenta ceñirse sobre nosotros. Sintetizando, claro que tenemos una deuda muy grande con nuestras FF.AA., por cierto que les debemos de vuelta la defensa respecto de todos aquellos que han sido permanentemente perseguidos, mal enjuiciados y encarcelados, por cierto que nos ha faltado valor como sociedad para expresar de forma contundente nuestro apoyo a ellas, por cierto que hemos fallado al cerrar filas con ellos, seamos justos, exceptuando contados ciudadanos ilustres que han dedicado el ejercicio de su profesión para intentar, muchas veces sin éxito, salvarlos de la ignominia, el resto de la sociedad no hemos hecho ni lo mínimo ni lo suficiente, no tengamos entonces el descaro de enrostrarles traición a ex uniformados, toda vez que nosotros no hemos sido capaces de retribuir el hecho de haber logrado convertirnos en una nación pujante, que abandonó la pobreza en la que estaba sumida, la desnutrición y analfabetismo que la consumía, todo ello y más fue alcanzado por unas FF.AA. que rindiendo honor a su juramento, por Dios y la Bandera como testigos, defendieron nuestra soberanía; pusieron no sólo el pecho, sino que sus vidas y el alma para asegurar nuestra libertad, apoyados en los mejores, nos legaron una constitución y leyes que han permitido dar pasos gigantes en el camino de nuestro desarrollo para un futuro sostenible y sustentable, una suma de señeros pasos que usted o yo y desde la comodidad de nuestro hogar probablemente jamás hemos dado. No los juzguemos tan livianamente a ellos ni a sus camaradas de armas por lo que estimamos han hecho o sentimos que han dejado de hacer, a fin de cuentas, son ellos los que aún continúan desfilando por tribunales, no nosotros, no caigamos en distopías filosóficas, no repitamos de mala forma la historia sin antes hacer el ejercicio pleno de nuestro poder soberano, quizás agotada aquella instancia, se animen nuevamente a cumplir con su leal y profundo juramento. DAR AL CÉSAR LO QUE ES DEL CÉSAR Y A DIOS LO QUE ES DE DIOS.

VOTO NULO VINCULANTE - Una idea para reflexionar

   

Artículo escrito por: A PASO FIRME

    La actual ley orgánica constitucional sobre votaciones y escrutinios no otorga validez al voto nulo, en otras palabras, al momento del escrutinio sólo se deja constancia de ellos, marcándolos al dorso, pero se excluyen del proceso, ya sea una elección o un plebiscito. El voto nulo entonces es sólo una expresión de malestar, un voto de repudio que expresan personas, pero que, sin embargo, no tiene ningún efecto sobre el resultado final del proceso, ya sea este una elección o un plebiscito; es así como se llega a validar resultados que desoyen esta voz que es genuina, pero carente de validez en términos electorales. 

    Si consideramos que la democracia es perfectible, considero válido poner este tema sobre la mesa y esperar que al menos se discuta y exista un debate profundo, con miradas desde todos los ángulos o puntos de vista posible de la sociedad civil, más aún sin consideramos que de acuerdo con nuestra actual constitución, el artículo 5 indica expresamente: “La soberanía reside esencialmente en la Nación. Su ejercicio se realiza por el pueblo a través del plebiscito y de elecciones periódicas y, también, por las autoridades que esta Constitución establece. Ningún sector del pueblo ni individuo alguno puede atribuirse su ejercicio. El ejercicio de la soberanía reconoce como limitación el respeto a los derechos esenciales que emanan de la naturaleza humana. Es deber de los órganos del Estado respetar y promover tales derechos, garantizados por esta Constitución, así como por los tratados internacionales ratificados por Chile y que se encuentren vigentes.” 

    Soy consciente que particularmente respecto de la clase política, un sector de ella se opondrá siquiera a discutir preliminarmente el asunto, lo descartará de plano y lo considerará inviable, omitirán seguramente referirse a que esta modificación propuesta que le otorga valor legal al voto nulo, es una herramienta demasiado poderosa en manos de la ciudadanía, que el solo hecho de abrirse a discutirla pondrá en tela de juicio su propia existencia en la vida política; por el contrario, los políticos más libertarios, honestos y reales demócratas, deberían estar abiertos a la discusión y con ello generar un debate no solamente legislativo, sino que ciudadano respecto de esta legítima pero inocua expresión ciudadana desde el punto de los efectos que ella tiene en una elección o plebiscito. 

    El perfeccionamiento de la democracia debe ser atendido considerando al ciudadano, no al político que lo representa; no olvidemos que la constitución política de la república existe para limitar el poder del Estado respecto de sus ciudadanos, no mencioné más arriba el artículo quinto por gusto o a título meramente decorativo, lo incluí porque si es verdad que en nuestra sociedad civil el ejercicio de la soberanía se ejecuta por el pueblo, entonces, al no considerar el voto nulo como vinculante, estamos desoyendo a parte del pueblo. 

    Mucho temo que haya ciudadanos que consideran al político por sobre el ciudadano, que mal entiendan que por tratarse de autoridades, somos nosotros los que estamos supeditados a ellos, nada más lejos, porque nuevamente haciendo referencia a nuestra actual constitución, el artículo primero nos recuerda que “Las personas naces libres e iguales en dignidad y derechos”, derechos, ¿Qué es entonces el voto nulo si no otra cosa que el ejercicio de un derecho? Y si lo es, ¿por qué se ha considerado que aquella expresión no es vinculante con la elección o consulta que se le realiza?, no es suficiente que el voto nulo sólo sea una expresión estadística o sea interpretada como el repudio ciudadano frente a tal o cual candidato o consulta que se le realiza, debe hoy, particularmente hoy, tener una valoración que la vincule con el proceso. 

    Históricamente el voto nulo ha sido considerado marginal en términos estadísticos, sin embargo, frente a lo que nos propone constantemente la clase política, no parece razonable que esto deba seguir igual, pretender que nada sucede es un error, es ponerse una venda en los ojos y seguir aceptando que en términos de sociedad, somos tratados como borregos; el ejemplo más evidente de aquello es el nuevo proceso constitucional promovido por un grupúsculo de políticos que con agenda propia han desoído al soberano, han pasado incluso por sobre contundentes resultados, nunca antes visto en nuestra democracia, pero que sin embargo se los han metido en el bolsillo para de igual forma seguir adelante; la negativa de realizar un plebiscito de entrada, no es otra cosa que el temor de un puñado de políticos asustados de perder privilegios y cuotas poder, el hacer vinculante el voto nulo restituye aquello en que el soberano ha sido desoído y le recuerda transversalmente a la clase política que el soberano sí existe, tiene voz y ella se respeta, recordemos nuevamente el artículo quinto de nuestra constitución que nos indica que respecto de nuestros derechos, “Es deber de los órganos del Estado respetar y promover tales derechos” y que si bien el ejercicio de estos derechos se realiza por el pueblo a través del plebiscito y de elecciones periódicas y, también, por las autoridades que esta Constitución establece, entonces las autoridades que nos rigen y que son electas por el pueblo, deben responder siempre y en todo momento, de forma eficiente y oportuna al mandato del soberano. 

    Debo insistir sobre el punto, una propuesta de modificación a la ley orgánica sobre votaciones y escrutinios orientada a darle valor vinculante al voto nulo, viene a mi juicio, a corregir una evidente asimetría entre políticos y ciudadanos, vuelve con ello a poner al soberano en el lugar que le corresponde, es siempre el político al servicio de la nación y el pueblo, no al revés como es en la actualidad, donde ciertos políticos se sienten como Dioses del Olimpo frente a súbditos que tarde mal y nunca escuchan y menos atienden en sus demandas. 

    Esta propuesta pasa por introducir en la Ley 18.700, orgánica constitucional sobre votaciones y escrutinios y modificada por ley 20.568 del 31 de enero de 2012, una reforma a su artículo segundo n°37, letra b. y que en lo sustantivo no modifica el espíritu de la parte que nos interesa, esto es, el inciso primero del numeral 5 correspondiente al artículo 71 en la ley principal y que dice textual: 

5) Serán nulas y no se escrutarán las cédulas en que aparezca marcada más de una preferencia, contengan o no en forma adicional leyendas, otras marcas o señas gráficas. La Mesa dejará constancia al dorso de ellas del hecho de su anulación y de la circunstancia de haberse reclamado por vocales o apoderados de esta decisión. 

    La modificación a solicitar en proyecto de reforma de ley en artículo único, es exclusivamente sobre este numeral 5, inciso primero del artículo 71, quedando de alguna forma donde será el legislador, que se supone bien hace las cosas, quién lo redacte correcta e inequívocamente más o menos como sigue: 

5) El voto nulo será vinculante y se escrutarán las cédulas en que aparezca marcada más de una preferencia, contengan o no en forma adicional leyendas, otras marcas o señas gráficas. La Mesa dejará constancia al dorso de ellas del hecho de su anulación y de la circunstancia de haberse reclamado por vocales o apoderados de esta decisión. Con todo lo anterior, si en el proceso de escrutinio a nivel de comuna, distrito, circunscripción senatorial o nacional según corresponda, la suma de los votos nulos fuera superior al 50 por ciento más uno del padrón total que participó, se anula y queda sin efecto la elección en cuestión y debe repetirse la elección en todas aquellas comunas, distritos, circunscripciones senatoriales o elección a nivel nacional según corresponda y que se haya dado el mayoritario resultado con votos nulos. Si el proceso en cuestión tratare de un plebiscito, ya sea de carácter comunal, provincial, regional y/o nacional y la suma de los votos nulos fuera superior al 50 por ciento más uno del padrón, se entiende rechazado el proceso plebiscitario y finaliza el proceso. 

    Nótese que particularmente respecto del plebiscito, el valor vinculante del voto nulo, resuelve el tema del plebiscito de entrada y, claro, no es necesario que se realice un plebiscito de entrada, ni se agreguen preguntas al proceso, resuelve para el ciudadano la cuestión por la cual un sector político de forma transversal cocinó a su amaño uno nuevo, a la medida de ellos, proceso que por cierto es bastante oneroso, largo de implementar, pero muy rentable para ellos, la clase política; ahora con esta modificación, el voto nulo hace las veces de consulta o plebiscito de entrada, donde si el 50% + 1 vota nulo, se rechaza la consulta y termina el proceso, pero se termina de verdad, no inventa otro y si decidiera persistir, correrá nuevamente el riesgo de encontrarse con un muro infranqueable para el cual deberán darnos sobrados argumentos para aceptarlo, recuerden siempre, si un político quiere ganarse nuestra confianza, primero deberá demostrarnos la suya a cambio.

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