Boric es el fruto de un árbol que sembró la semilla del descontento estudiantil, una expresión callejera contra el sistema de educación, la demonización del lucro, el acceso igualitario y sin méritos a colegios de excelencia académica fue la principal bandera de lucha, la supuesta reivindicación de un sistema educativo gratuito en todos los niveles del proceso formativo; detrás de lienzos y desórdenes periódicos se dio este proceso de expresión del enfado y el supuesto hastío, llama la atención que fue desde los llamados colegios emblemáticos que surgió este gran movimiento estudiantil llamado la revolución de los pingüinos, como si fueran ellos mismos “los excelentes”, los que clamaban por la incorporación igualitaria a sus aulas, nada más lejos de la realidad, porque cuando se les incorporó no dieron el ancho, estos colegios de excelencia dejaron de serlo, ya no obtenían los puntajes máximos en la prueba de selección universitaria, ya no eran los mejores en las mediciones Simce, ¿Qué sucedió entonces con esa aspiración supuestamente legítima?
La adolescencia es un proceso
hormonal muy complejo, el cuerpo se adapta a una nueva etapa para enfrentar nuevos desafíos cotidianos, hay despertares de todo tipo y entre ellos el idealismo
tan propio de la juventud, es ese adolecer de experiencia el que los lleva a
emprender aventuras ideológicas donde la única certeza es su inexperiencia y el deseo de descubrir, por
tanto esa irracionalidad colectiva propia de quién no ha experimentado lo suficiente, se convierte en el caldo de cultivo perfecto
para ser primero capturados y luego utilizados por adultos que cuando fueron adolescentes
tampoco lo lograron y ahora con más experiencia intentan guiar a esta juventud
hacia el puerto al que ellos nunca pudieron arribar, nuevamente el resultado demuestra
que no dieron el ancho y el puerto sigue sin estar a la vista.
¿Dónde quedan los padres en este
proceso?, es una pregunta válida para comprender que lo que ocurre con los jóvenes
no es un proceso que pueda revisarse aisladamente, debe necesariamente ser
visto con una mirada holística, es decir, con una mirada ya de tercer nivel de
análisis que va más allá de lo conceptual, aquí se analizan las interacciones
de los jóvenes con sus padres, sus pares, sus maestros y sus figuras de todo
tipo que sirven de referente general, esa mirada que define el marco de sus
acciones y también de sus consecuencias. No resulta posible evitar dejar caer
la espada sobre las cabezas de los padres, porque no resulta comprensible obviar
la relevancia de ellos en el proceso formativo de sus hijos, las razones del
abandono básico y primitivo de los padres respecto de sus hijos dan para mucho
y no es el objetivo de esta reflexión, cada uno sabe finalmente cuál es el
grado de involucramiento que ha tenido con ellos y lo que ha hecho para calmar
las aspiraciones de ellos, no los juzgo, deben juzgarse ustedes mismos y es
altamente probable que en muchos casos el veredicto que dicten los encaminará a
una sentencia muy dolorosa, la conciencia no olvida y es ahí donde a
perpetuidad quedará alojada la condena que verán desfilar ante sus ojos posteriormente
con sus nietos.
Volvamos al inicio de esta
reflexión, pasaron años desde la revolución de los pingüinos y a ellos fueron
sumándose otras expresiones de descontento social, pensiones, salud, vivienda,
trabajo y un largo etcétera que nos traslada una década más tarde con una
mochila insostenible de frustraciones, la olla a presión sencillamente no
soporta más y estalla en mil pedazos, destruye desde dentro el corazón del
sistema político, económico y social de nuestro país; en lo político tenemos a
cargo de resolver el conflicto a los mismos que sembraron la semilla y a los
más viejos que se dedicaron a abonarla; en lo económico aparecen los mismos que
habían hecho trampa con colusiones asquerosas, ahora disponibles para revisar
la ética y moral de sus negocios; en lo social aparece la masa descontenta y
asfixiada por las inequidades, concepto que los que agitaron la olla para que
explotara, la disfrazaron de dignidad.
Estamos ya en 2019 y hemos
recorrido una década desde 2008 cuando comenzó a crecer esta semilla, ahora
tenemos un árbol fuerte y robusto, pero para nada recto, nunca fue podado y
solamente fue abonado con componentes que hicieron más vigente que nunca la eterna
lucha de clases, la exacerbación de las diferencias económicas y la supuestas
groseras diferencias de ingreso – digo supuestas, porque Chile es el país de
Latinoamérica que más ha disminuido la brecha entre ricos y pobres en los
últimos 40 años - viene aparejado a esto
nuevamente la demonización del lucro, la gratuidad es la receta que han
encontrado para hacer frente a las desigualdades, olvidando por completo que
iguales no seremos jamás, el único camino para hacer frente a las diferencias
se llama equidad, construir un camino que sea parejo para todos, donde la
garantía por excelencia sea el acceso igualitario a bienes y servicios que
otorguen la ansiada dignidad como lo comprenden algunos.
Han pasado más de 10 años y los
que agitaban lienzos y pancartas ahora son referentes, algunos llegaron al
congreso y otros a alcaldías y ministerios, de todos ellos es que por malos
cálculos electorales surge la figura de Gabriel Boric, el rebelde muchacho que
tras su paso por la universidad fue incapaz 2 veces de lograr el propósito que tenía
su misión como estudiante, titularse. Por qué digo que surge de malos cálculos
electorales, porque con la ayuda de una derecha cómplice que tiene por
costumbre meter sus narices donde nadie los llama y no la meten cuando deben
hacerlo, decidió apoyarlo en su aventura electoral con el único objetivo de
dejar fuera a Daniel Jadue.
Boric en esta aventura y luego de
derrotar a Jadue cambió su fisonomía y su lenguaje, se vio obligado a adoptar
un disfraz, una máscara de socialdemócrata que no sabe cómo llevar, es que por
mucho que intente mostrar tolerancia, consistencia, coherencia y mesura, aflora
su origen y he aquí entonces la rama que más ha crecido como parte de este torcido
árbol, sabe que el puño en alto no capta votos, sabe que sus palabras de
allendista restan en un sector importante del votante de centro-izquierda que
dolido por los desastrosos resultados primero de Narváez sobre Maldonado en
primarias y luego de Provoste, Meo y Sichel en primera vuelta son un desafío
relevante a alcanzar en sus pretensiones para llegar a La Moneda, silentes pero
vigilantes están detrás de él los referentes clave del Partido Comunista como
Teillier y Jadue, que con una cadena atada a la muñeca incesantemente intentan hacerlo
volver al redil tras cada intervención donde Boric intenta bajarles el perfil y
asignarles un rol secundario y de sumisión hacia él, no es así, el Partido
Comunista trabaja porfiadamente en quitarle la cadena de la muñeca y atársela
con un cepo al cuello, es ahí donde lo necesitan para sus propias aspiraciones,
los comunistas comprenden sobradamente que Boric es el instrumento para su plan
de transformación que han desarrollado para Chile, por ahora lo dejan respirar,
pero demás está advertir el rol político que tendrían los comunistas en un
eventual gobierno de Gabriel Boric donde Interior, Economía y Educación deben
ser seguramente las aspiraciones mínimas de ellos para su plan, Relaciones
Exteriores puede ser quizás otra secreta aspiración para intentar con ello
consolidar su cambio de eje hacia países como Rusia, Irán, Venezuela, Bolivia y
Cuba.
Con todo aquello, al momento de
escribir esta reflexión nos debatimos entre incertidumbres, el peor de los
mundos para cualquier ejecución de planes que se hagan cargo de forma efectiva
y eficiente de las aspiraciones que hace más de una década surgieron el Chile
para superar las inequidades; el futuro es incierto, los capitales ya se han
ido, el riesgo-país ha aumentado, tenemos las arcas fiscales prácticamente
vacías producto de billonarias ayudas sociales, las señales del Banco Central
no son precisamente auspiciosas y optimistas, los visos de inflación ya muestra
señales de empobrecimiento, el acceso al crédito deja de ser una opción viable
en muchos casos, qué decir del acceso a hipotecarios, más lejano aún con los
aumentos de tasa y requisitos, la informalidad de los emprendimientos que
precariamente intentan salir a flote son sin duda otro componente de un cóctel
muy tóxico que bebemos a diario, ni hablar del stress en la población y la
polarización política donde divididos en 2 bandos con un nuevo referente en el
centro que no une a ninguno de los 2, dificulta aún más las conversaciones para
los consensos, esos tan necesarios que por décadas dieron gobernabilidad, pero
que al mismo tiempo crearon este conflicto social y político que nos tiene
atorados.
Sin Estado de Derecho, sin reglas
y horizontes claros, sin un marco jurídico y tributario con visión de largo
plazo, sin ética y valores básicos es imposible, sin acuerdos, grandes
consensos y sin certezas no lo conseguiremos, fuimos arrojados del camino y
puestos a la berma, volver a retomarlo es el desafío más grande que enfrenta
una generación que no parece estar preparada para escuchar, más bien todos
quieren opinar y está bien, pero a quiénes permitiremos opinar para luego
decidir, ¿a la masa vociferante y termocéfala que a punta de saqueos y quemas
se hace escuchar?, ¿Escucharemos a los que con experiencia comprobada nos dirán
que las aspiraciones deberán esperar aún más hasta que estén las condiciones?.
Todo es muy incierto, el camino
al infierno está sembrado de buenas intenciones, si no hay quien conduzca y con
buenas obras nos guíe, no lo lograremos.
Excelente comentario estimado Rodolfo. Concuerdo plenamente. De igual forma creo que Boric, tiene sus méritos, sobre todo cuando es capaz de escuchar a sus asesores. El problema es que tiene una estructura y formación que, al igual que un árbol con mal tutor, es casi imposible lograr enderezarlo completamente.
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