sábado, 9 de noviembre de 2019

18 DE OCTUBRE 2019


Artículo escrito por: A PASO FIRME

    Este 18 de octubre escribirá una página muy particular de nuestra historia republicana, fue el día en que con pequeñas y aisladas escaramuzas “aparentemente” organizadas por estudiantes secundarios, comenzó a manifestarse un descontento social que utilizó como detonante y excusa, el alza en las tarifas de transporte público, $30 fueron la excusa perfecta para aprovechar una suma de descontentos acumulados por la población a lo largo de todo el período desde el regreso a la democracia, el llamado a la evasión masiva en el metro, no era otra cosa que el inicio al llamado para la desobediencia civil, esa respuesta irresponsable de la cual sólo podemos identificar el inicio, pero nada sabemos del destino final y en lo que finalmente derivará, la misma respuesta a la que rápidamente acopló al lumpen, el que sin dudarlo aprovechó su oportunidad para comenzar a saquear y quemar, no por hambre, porque una pantalla LED no sirve para comer.

    Esta expresión inicial de descontento contó con el gentil auspicio de políticos provenientes de una nueva generación, una nueva casta que se ha dedicado permanentemente a azuzar a jóvenes estudiantes, idealistas y fáciles de convencer y que tiene en ellos su motor en las calles. esa que llamó abiertamente a validar e incentivar la evasión como símbolo del hastío, validando con ello un nuevo modelo de subversión y expresión que va más allá de los límites aceptables de nuestra institucionalidad y la democracia. Esta nueva clase política es la que en muchos casos saltó desde una barricada o detrás de un lienzo en una marcha directo al congreso, sin ningún tipo de experiencia de trabajo o de vida productiva, su “aval” era solamente un discurso manoseado, basado en la vieja lucha de clases; llegaron al congreso y cambiaron el morral por maletines de cuero, los lentes de cuneta por Gucci, la chomba cebosa por chalecos Polo, el Nokia 3310 por Iphone, el viejo Lada por una 4x4, cambiaron la cuenta Rut por una cuenta corriente, en otras palabras, no demoraron en satisfacer todas esas ancestrales y supuestas necesidades aspiracionales, se engolosinaron y se olvidaron rápida y convenientemente de su discurso. 

     A esta nueva generación de novatos políticos descrita precedentemente, los apoya doctrinariamente, financia y forma parte de ellos, la vieja escuela de la política chilena que conforma la izquierda caviar, esa que de la misma forma que a fines de los 80’s levantó un discurso, legítimo por cierto, de aspiración para la recuperación de la democracia, esa que le habló a la gente de un arcoíris, de una alegría que estaba por llegar, pero que a poco andar, ya sabemos que fue solamente la excusa, el mensaje y la pantalla perfecta para esconder sus profundas, nefastas y mezquinas aspiraciones personales y particulares, muchos de ellos retornados políticos que desde el exilio primero y luego en el país fueron moldeando a las nuevas generaciones, mientras a la población le daban mínimas herramientas para salir adelante, porque a fin de cuentas la disminución de la brecha social y salarial ha venido siempre de la mano de lo que han forjado los privados, para transformarlo en dádivas del Estado provenientes de cada vez más creativos y pesados impuestos para apoyar y sustentar a los menos preparados, aquellos que sin la ayuda Estatal son incapaces de surgir por cuenta propia.

      Finalmente, entender que el orden social se sostiene sobre la base del respeto de la gente respecto de sus instituciones y sobre el temor a la sanción si traspasan la ley. Hoy eso ha quedado atrás, porque no hay respeto recíprocamente, cada uno queriendo validar las erradas acciones de su sector apoyándose en los errores del otro. Este nuevo modelo sólo puede conducir a una anarquía social muy compleja de contener, porque por una parte los organismos del Estado llamados a mantener el orden, paz y la seguridad se verán sobrepasados por los derechos que han adquirido quienes manifiestan su odio destruyendo, en efecto, cualquier error de agentes del Estado será la excusa perfecta para generar más temor en su tarea de control y por tanto se verán reprimidos de actuar, habrá en cada situación quienes observen cada movimiento para denunciar el abuso y los atropellos a los supuestos derechos humanos que les asisten; por otra parte el anarquismo como expresión de lucha, que por cierto no reivindica absolutamente nada, hará de las suyas sin contrapeso, no faltarán quienes confundan esta situación y la confirmen como una expresión de hastío que valida las demandas. Con todo lo anterior, el futuro parece sobrecogedoramente muy incierto, Chile ya no es el Oasis de América, forma parte del nuevo circuito de protestas a nivel mundial y que no deja necesariamente lo que realmente necesitamos, si lo hace, es a un costo muy alto que finalmente todos de una u otra forma terminamos pagando.

2 comentarios:

  1. Interesante mirada de un fenómeno muy particular que le ocurrió al país que se conocía como el modelo de América, al final nadie se salva. Hay una corriente mundial que agita vientos peligrosos.

    ResponderEliminar
  2. En efecto, esta corriente está arrastrando a toda nuestra América.

    Gracias por tu comentario.

    ResponderEliminar


Tu comentario respetuoso es una contribución al diálogo.

Muchas gracias.

Títulos destacados

INTERVENCIÓN MILITAR, UN SUEÑO RECURRENTE EN LA CULTURA CHILENA

Escrito por: A PASO FIRME      Nuestras fuerzas armadas se encuentran profundamente arraigadas en el corazón de la sociedad chilena, tanto e...