Sinceremos las posiciones, todo viaje requiere de un conjunto de elementos a tener en consideración antes de la partida, son muchas las cosas que deben analizarse antes de, hay que comenzar definiendo el mejor momento para el inicio porque no es llegar y partir, se debe determinar las características del vehículo en el que se hará el viaje, se debe fijar al mismo tiempo un itinerario a cumplir, definir claramente el destino, se debe contar con un presupuesto que lo financie de forma tal que sepamos a priori cuántos recursos hay disponibles, debe considerar la provisión de elementos mínimos de seguridad para enfrentar situaciones adversas por ejemplo de terreno y clima, fundamental para lo anterior es que necesariamente requiere de un líder que conduzca y sea capaz de mantener el espíritu en alto frente a eventuales adversidades y capaz de tomar decisiones a medida que el viaje se desarrolla, habrá tareas que asignar según las competencias de cada miembro del equipo y donde se asignarán roles y responsabilidades para cada una de las situaciones que se vayan dando en el camino. Iniciar semejante desafío requiere una larga lista de parámetros que considere definir los requisitos mínimos a tener para que la aventura sea satisfactoria, aún así y con todas las precauciones algo podría salir mal, es que no te embarcas en una aventura sin tener un guía, un líder capaz de trazar la ruta que tendrá este viaje y un equipo humano a la altura de tal empresa. Visto así, nos hemos embarcado en una travesía sin retorno que nos llevará por caminos nuevos, rutas que deberemos ir descubriendo a medida que avanzamos y eso estaría perfecto por el simple hecho que la vida es así, se construye a medida que creces y te desarrollas, el gran inconveniente a mi juicio es que en este viaje van alrededor de 18 millones de personas, cada una en sí constituye un mundo propio e independiente del otro, si a eso le sumamos que el viaje no comenzó de buena forma, más bien fuimos empujados a iniciarlo por la fuerza de la violencia, entonces el tema se convierte en algo muy diferente, porque si bien pudiera estar trazado el destino, el camino a elegir y que se irá descubriendo a medida que se avanza será determinante en el éxito, el vehículo en el cual viajaremos tendrá que estar en óptimas condiciones, también será determinante la asignación de roles y responsabilidades que mencioné previamente, donde a un grupo que deberá ser seleccionado por todos se le asignarán tareas específicas, otro grupo deberá mantener funcionando el vehículo, otros deberán ir despejando las vías, los que estén en condiciones deberán ir suministrando las provisiones para todos los ocupantes; habrá los que deberán velar por la salud de aquellos que requieran atención; a los más jóvenes habrá que mantenerlos ocupados por lo que se hará necesario diseñar estrategias para irlos educando y formando de buena forma, enseñándoles el camino; un grupo estará dedicado a nuestra protección y seguridad para contrarrestar los ataques de los cuáles podríamos se víctimas; si alguien tiene problemas de convivencia habrá que contar con un grupo dedicado a impartir justicia para que apliquen sanciones justas y a tiempo para evitar problemas mayores; habrá que definir si permitiremos que en el camino suban nuevos pasajeros y bajo qué condiciones serán admitidos; habrá seguramente quienes quieran bajarse antes porque el viaje no los cautiva y como el grupo es tan heterogéneo y diverso; habrá un grupo que no quiere que el viaje resulte haciendo lo imposible por sabotearlo, pero que debe ser considerado igualmente en esta aventura.
Con todo lo anterior, ¿Qué podría salir mal? todo!
¿Por qué creo que podría salir mal el viaje?, porque para comenzar no tenemos un líder - a mi juicio los líderes nacen, no se hacen - la polarización social y política nos impide seleccionar a los mejores para tareas clave porque hay visiones muy disímiles respecto de lo que queremos y entendemos como resultado del viaje; porque al no iniciarlo en un momento óptimo y haber sido empujados por la fuerza de la violencia se limitó nuestro accionar; porque aún habiendo ciudadanos con competencias para asignarlos en tareas claves, hay otro no menor que limitado por su ideología sencillamente no lo quiere considerar; porque además hay mucho ego, vanidad e intereses propios y mezquinos; porque el populismo y la arenga del facilismo se han impuesto a la sensatez, cordura y sentido común; porque además tenemos factores externos incidiendo fuertemente en cada una de nuestras decisiones; porque además se viene un sinnúmero de elecciones y los requisitos que tenemos son mínimos para seleccionar a los mejores; porque hay corrupción, nepotismo, mediocridad, narcotráfico, terrorismo; porque además no hay inversión que vaya en aumento y las deudas se acumulan para el Estado, haciendo con ello cada día más pesada la mochila impositiva; porque estamos al medio de una pandemia que está lejos de terminar; porque no estamos preparados cívicamente para convivir responsablemente; porque la anarquía se impone por sobre un grupo que permanece inmóvil y lamentándose solamente detrás de un teclado, miedoso y preocupado de no arriesgar ni su integridad ni la de los suyos; porque no hay acuerdos genuinos sino transacciones bajo la mesa y porque el olor del dinero y el poder han despertado a dinosaurios políticos y otros cadáveres políticos; porque el viaje se construyó sobre una falacia que ilusionó a algunos con la participación activa, pero que sin embargo a poco de andar ya comienzan a desilusionarse; porque lo que falla no es lo que quieren cambiar sino que somos nosotros los que hemos fallado y lo hemos hecho al creer que la democracia se administra sola, porque hemos mal comprendido el verdadero rol que tenemos; porque hemos olvidado que el poder bien entendido reside en nosotros y nuestros representantes son sólo eso, representantes nuestros y no al revés, porque son ellos los que deben dar cuenta de sus acciones y no nosotros, porque ellos están a nuestro servicio y no al revés, porque mientras no comprendamos que nada cambiará si continuamos haciendo más de lo mismo, los resultados no cambiarán; porque hemos creado instituciones que confabulan en contra de nosotros mismos; porque hemos asignado un lugar de privilegio a los derechos, olvidando por completo el balance que otorgan las responsabilidades; porque hemos permitido instalarse el mensaje del éxito fácil por sobre el del esfuerzo, el mérito y el sacrificio; porque es más sencillo tender la mano para recibir ayuda que empuñarla con una herramienta y ofrecer algo a cambio; porque aceptamos que al que delinque en cualquiera de sus formas se le apliquen sanciones absurdas y tenga acceso a un sistema que garantiza más sus derechos que los de la víctima; porque simplemente hemos dejado en manos de otros, lo que nos corresponde.
Con todo lo anterior, qué podría salir mal?
Quisiera finalizar con una reflexión sobre el miedo, esa nueva forma de gobernar. Nada resulta más eficaz en una sociedad que conducir a la gente a través del miedo, esa fuerza invisible que mueve y hace obedecer o actuar en una determinada dirección, así es como el sistema permanece vivo y es mejor y más efectivo que castigar, porque las personas reaccionarán frente a eso como si las estuvieran torturando, pero la tortura es psicológica, no física; hoy el mundo responde en términos generales a la política del miedo y una sociedad que vive bajo ese precepto, no lo está haciendo en condiciones normales. Si un político o una autoridad en su alocución utiliza el miedo para llegar a la masa, no está precisamente alertándonos o previniéndonos, lo que está haciendo - a mi juicio - es construir y allanar el camino para sus objetivos y lo utiliza bidireccionalmente, ya sea para evitar una reacción o para conseguir otra conforme a sus intereses, la misma lógica aplican los medios informativos, los que controlados por grupos de poder que en las sombras o a vista y paciencia direccionan sus contenidos para lograr un objetivo, no importa realmente si lo que informan, afirman y comentan es efectivo o no, nuestro consumismo no es exclusivamente material, también lo es intelectualmente y bastante pobre por lo demás. Cuál es a mi juicio el mayor temor? que el sistema caiga como lo conocemos y se instaure uno desconocido liderado por quién sabe quién o peor aún, uno adaptado de una realidad que ha demostrado ser inviable en cualquier lugar del planeta donde se ha intentado y que ha sido incapaz de otorgar resultados positivos y sustentables para su sociedad, liderado y modelado por colectivos de interés evidentemente discordantes y disonantes con nuestros parámetros históricos de ética, valor moral y social a los que estamos acostumbrados; así con todo lo anterior, es que por miedo advertimos a priori que aquella aventura nos conducirá eventual y muy probablemente a un despeñadero, subyace entonces un miedo inherente al Ser Humano y que es el temor a lo desconocido, esa es la poderosa y gran arma que hoy se utiliza, filtrar los contenidos resulta vital para sobrevivir, intoxicarse con una lluvia de mensajes generados por muchas fuentes sin validar, es tan peligroso como una sobredosis por drogas; informarse y validar los contenidos a los que accedemos es tarea individual y colectiva, ser capaces de denunciar por los canales apropiados aquellas falacias impuestas como verdad es nuestro deber y de no hacerlo seguiremos sufriendo, amargándonos, estresándonos y con ello deteriorándonos y debilitándonos psicológicamente cada día más.
No olvidemos que una mentira repetida mil veces, termina convirtiéndose en verdad.
Pensarán que no soy muy positivo en mis divagaciones, la verdad es que si quisiera escribir poesía o música celestial estaría evadiendo lo que me dicta el alma y eso es expresar en palabras propias lo que veo desde mi punto de vista, invitarme cada tanto a reflexionar y remecerme por lo escrito es mi pasión, compartirla con otros es mi conexión predilecta con el resto del mundo. Por supuesto que me encantaría generar mensajes de esperanza, pero seamos sinceros, ¿ustedes ven hoy alguna digna de ser relatada?
"El que no quiso cuando pudo, no podrá cuando quiera"
Atte., La oportunidad
Rodolfo, no se trata de ser poco positivo sinó realistas y eso es lo que tú, yo y otros pocos hacemos... pero a la mayoría la veo en una "burbuja" evadiendo el temas país, preocupándose por necedades o divagando...pero evitando, por todos los medios posibles, hacerle frente a una verdad innegable: El futuro es mas oscuro que la oscuridad que hasta ahora hemos vivido. Se dejaron estar durante mas de un año, no quisieron escuchar lo que debían escuchar, a muchos nos trataron de exagerados, otros aseguran tener al Salvador del país...DELIRAN. La solución no va por la vía democrática y la militar tampoco se dará...¿Entonces qué? Los borregos seguirán dejándose llevar al matadero creyendo que en el camino "algo" sucederá, pero por si mismos nada harán. Si a algo se acostumbró el chileno en estos últimos años, fue a la COMODIDAD./ SAD BUT TRUE
ResponderEliminarEs una buena reflexión, desde la perspectiva de un proyecto. Que claramente, nos invita a conectarnos con este mal momento. Aún cuando el plan esté perfectamente diseñado, Murphie plantea el peor de los eventos, aquel que siendo poco probable causa el mayor daño
ResponderEliminarExcelente exposición del viaje que estamos haciendo, especialmente hoy, en que se han definido los líderes del anarquismo. Qué podría salir mal? TODO!
ResponderEliminar