Comencemos por el principio y descubramos al menos cómo la RAE define a la moral, este adjetivo tiene varias acepciones, la que más me identifica es su cuarta acepción que dice textual "Que concierne al fuero interno o al respeto humano, y no al orden jurídico".
De forma adicional y desde el punto de vista de la psicología he revisado diferentes bibliografías, advierto al lector que no soy psicólogo, pero sí he aprendido a leer para buscar, investigar y más importante aún, comprender lo que leo, es así como de los muchos documentos disponibles en la red (haciendo siempre un esfuerzo para separar la paja del trigo), de todas las revisadas me quedo con esta de Lawrence Kohlberg1, donde para él el desarrollo moral aún no está completo a los 10 u 11 años de vida, más bien el desarrollo se produce en una secuencia invariable que tiene como requisito el desarrollo cognoscitivo de 3 niveles y que están divididos en 2 etapas cada uno, por tanto y en consecuencia cada etapa representa un tipo de pensamiento moral y no una decisión moral, aquí el cuadro para su comprensión2.
Nivel |
Etapa |
Nivel
1: Moralidad preconvencional. Las reglas aún no están
interiorizadas. El niño obedece a las reglas impuestas por figuras de la
autoridad para evitar castigo u obtener recompensas personales. Lo correcto
es lo que se consigue sin castigo. |
Etapa
1: Orienta hacia el castigo y la obediencia.
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Nivel
2: Moralidad convencional. Los juicios morales se basan en
el deseo de obtener aprobación o conservar las leyes que mantienen el orden
social. |
Etapa
3: Orientación del niño o niña buenos.
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Nivel
3: Moralidad posconvencional. Las reglas morales se basan en
contratos sociales, en leyes democráticas o en principios éticos universales. |
Etapa
5: La orientación del contrato social.
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Dicho todo lo anterior, quiero referirme a la moral que muchos de quienes actúan en política intentan imponer, toda vez que investidos de la autoridad que hemos delegado transitoriamente en ellos utilizan para hacer afirmaciones y más aún pretenden día a día utilizar para cuestionar el actuar de lo que el resto de los mortales hacemos y decimos; la verdad es que esta falsa moral empleada con fines muy particulares nos está horadando como sociedad, nada bueno puede ocurrir si nos dedicamos solamente a contemplar con rabia y a veces mucha angustia cómo es que se alzan como referentes morales, mientras por una parte dictan cátedra desde un podio que han armado para redefinir lo bueno y lo malo e imponerlo como una verdad absoluta e incuestionable, por contrapartida nos ofrecen evidentes signos de falsa moral.
Ejemplos encontramos por montones en la vida cotidiana, reconozcamos que en más de alguna oportunidad también nosotros hemos actuado con algún grado de cierta falsa moral, lo hemos hecho quizá por conveniencia y ajustado a ciertos eventos puntuales para los que seguramente encontraremos alguna justificación - eso siempre y cuando nos detengamos en hacer la reflexión - si no la hacemos como suele suceder, entonces estamos actuando en modo automático y sin conciencia de nuestros actos; convengamos entonces que esta condición no puede ser la regla, tampoco puede ser la excepción que confirma la regla, pero así es de compleja la naturaleza humana. Entonces, ¿Qué hacer si hemos transitado desde la moralidad preconvencional hasta la moralidad posconvencional sin haber atendido en el seno de la familia estos básicos conceptos? ¿A quién debemos transferir la responsabilidad última por no haberla atendido cuando recién nos estábamos formando?, creo que aquí hemos fallado todos y muy probablemente porque esto resulta inherente al Ser Humano.
Llevada esta falsa moral a la vida pública de quienes han optado por servir al país, ya no es un asunto que debamos soslayar de manera liviana y dejar que simplemente ocurra porque es inherente al Ser Humano, pero al mismo tiempo y he aquí la paradoja de la falsa moral es que también resulta cuestionable o al menos controvertido que nos alcemos en denunciar estos actos de falsa moral a la que nos estamos viendo sometidos, siempre y cuando nos hayamos dado cuenta que de verdad existe o subyace una falsa moral queriendo abrirse camino, de lo contrario no sigamos avanzando en esto y continuemos como si nada estuviera ocurriendo. Quién tiene entonces la suficiente estatura moral y yendo aún más lejos, cuando se devele frente a nosotros ¿habrá consenso para ungirlo como EL REFERENTE MORAL que necesitamos para enrielar nuestra sociedad?
No entraré en ejemplos particulares de falsa moral y estoy cierto que mientras leemos este artículo, cada uno será capaz de traer a su memoria las controvertidas actuaciones y afirmaciones/declaraciones que involucran a la moral, solamente diré que frente a tanta confusión y duda que prevalece, debemos hacer el esfuerzo para reconstruir nuestra sociedad y elevar el nivel de nuestra moral, esta tarea debe llevarse a cabo desde la intelectualidad, personas de probada trayectoria reflexiva y con suficiente experiencia para transmitirlo a la sociedad, pero este gran debate no puede tomarnos un siglo para resolverlo, sobre todo si el desmoronamiento moral está ocurriendo hoy frente a nuestros ojos, desfila implacable y nosotros solamente contemplamos ofuscados, perplejos, confundidos y aturdidos, parece ser que nuestras necesidades más primitivas y primarias son el eje de lo que debemos resolver, olvidando por completo que ninguna sociedad puede evolucionar manteniendo este tumor en su interior, tumor que amparado bajo la amplia difusión que hoy disfrutamos gracias a las comunicaciones y muy particularmente a las redes sociales, esto se esparce como en un reguero de pólvora que más temprano que tarde termina por explotarnos en el rostro.
Nuestras libertades obtenidas a través del acceso a redes sociales, donde nos está permitido expresarnos con absoluta impunidad y anonimato nos está generando un grave daño, aclaro que no soy partidario ni por un momento de restringir libertades de expresión, toda vez que parto de la base que las mismas las expresamos con el mismo nivel de responsabilidad y libertad que nos ha sido otorgado; quiero pensar y más bien creer que somos capaces de autorregularnos, es decir, no necesitamos un tutor o hermano mayor que nos esté vigilando permanentemente en nuestras opiniones, por el contrario creo que es la sociedad en su conjunto la que tiene la responsabilidad de ir aislando a quienes no comprenden el valor de nuestras libertades y los va dejando en una isla, mientras que los que estamos por contribuir, construimos un continente fértil y fructífero en torno a las ideas e ideales y que expresamos con todos nuestros errores conceptuales y fallas tan humanas que todos poseemos, sólo ellas nos conducirán a un desarrollo no solamente material sino también rico en términos de moral y los valores que de ella derivan, pero de valores no trata este documento.
Finalmente, una reflexión:
"No es propiamente la moral la doctrina de cómo nos hacemos felices, sino de cómo debemos llegar a ser dignos de la felicidad" - Immanuel Kant.
Bibliografía
1.Hersh, R. (1988). El crecimiento moral. De Piaget a Kohlberg. Madrid: Ed. Narcea. Cap. 3: El desarrollo del Juicio moral.
2.Hersh, R; Paolitto, D & Reimer, J. (1984). El crecimiento moral de Piaget a Kohlberg. Madrid: Narcea S.A.
Está interesante este estudio, y sin duda, es una contribución al análisis que algunos hacen a la situación actual en Chile y en el resto del mundo. Me pareció que falta un elemento, con el cual nacemos: la conciencia moral individual. Algunos la tienen muy desarrollada desde niños, y en otros, casi no existe, pero de estar, está. Espero que más personas contribuyan a este interesante tema.
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