jueves, 6 de agosto de 2020

La anomia que nos tiene en el horno


Artículo escrito por: A PASO FIRME

    Hoy discurriré o reflexionaré si le parece mejor, respecto de algo que nos viene afectando como sociedad y esto es el ¿Por qué creo que estamos en el horno?, mi análisis poco pretencioso pero evidente es a la vez tan simple como complejo; de un tiempo a esta parte creo que nuestra clase política viene haciendo lo que se le viene en ganas y lo peor es que esto ocurre de manera transversal frente a nuestras narices, ya no es un tema de izquierdas o derechas o de oposición y gobierno, parece no importar mucho quién sea el que ostente el poder que de forma forma transitoria le hemos encomendado, simplemente quién accede a el es el producto de una especie de anomia de tipo colectiva que nos tiene aturdidos donde claramente hay una pérdida de normas y valores colectivos, lo anterior lo digo en el sentido de justamente representar un desorden social que impide que algunos individuos consigan las metas impuestas por la sociedad en su conjunto. Este concepto sociológico de la anomia e introducido por Émile Durkheim fue desarrollado por la sociología norteamericana para estudios de control social, desviación, delito y criminalidad; a pesar de considerarse más bien un concepto descriptivo, a efectos de este artículo reflexivo resulta útil para comprender la naturaleza de situaciones producidas en términos de conflictos normativos. 

    En nuestra naturaleza pura, somos evidentemente transgresores de las reglas tanto a nivel personal como colectivo, es decir, dentro del marco de la sociedad encontraremos siempre una tendencia o inclinación a aquello y respecto de quienes consideren válido quebrantar o infringir las normas que nos rigen socialmente.

    ¿Por qué entonces quise comenzar por hacer esta reflexión inicial citando a la sociología de forma muy sucinta para explicar lo que nos ocurre con nuestras autoridades principalmente políticas?, por la simple razón que las decisiones que ellos los políticos toman en torno a los partidos que representan e incluso por las ideas personales que puedan tener, de una u otra forma nos afectan a todos y claramente tienen un impacto muy profundo en nuestro diario vivir. Puesto que vivimos en una sociedad, entonces lo que ellos hacen o dejan de hacer necesariamente nos afecta, es a mi entender el "efecto mariposa" de la política, visto así entonces, primero comenzamos a afectarnos personalmente por sus decisiones y luego esto comienza a convertirse en un fenómeno social que va cobrando vida propia donde muchos comenzamos a experimentar el mismo sentimiento incómodo de poca o distante representatividad, si a ello hoy le sumamos el efecto que esto tiene y las respuestas que genera en nosotros y principalmente a través de redes sociales masificadas - que son el medio por el cual hemos encontrado la forma de expresarnos con cierta libertad -, entonces comenzamos a agruparnos y sentirnos identificados colectivamente con cada una de las decisiones que, o no hemos visto que se tomen a la luz del sentido común o las que por contrapartida creemos se han tomado en contra del el, cada uno comienza a participar en nichos que le son de su interés particular y también respecto de aquellos donde nos sentimos mediana o plenamente identificados a nivel más general y finalmente identificados como país e incluso a nivel mundial ya comenzamos a abrazar o protestar por aquellas que de una u otra forma nos afectarán.

    Vamos finalmente al punto del por qué entonces afirmo que esta anomia nos tiene en el horno, porque se están tomando decisiones muy delicadas en un ambiente político muy polarizado, las manifestaciones ocurridas a partir del 18 de octubre 2019 cambiaron muchas cosas en términos del orden social que veníamos entendiendo, todo se vio trastocado y caímos en la cuenta que no éramos el "Oasis de Sud América" por tanto nuestra aparente paz social cambió de la noche a la mañana - por cierto no tengo duda que aquello fue perfectamente planificado, pero eso es otro tema - a partir de aquel momento la estridencia generada fue brutal, comenzamos a sentir una asonada que nos remeció hasta lo más profundo respecto de lo que hasta ese momento creíamos, no hubo quién quedara indiferente por apartado que estuviera de Santiago, foco principal de lo que llamo un "estallido delincuencial" con evidentes señales de "revolución subversiva" y que paralizó a nuestras instituciones encargadas de velar por la seguridad y el orden, las reacciones fueron erráticas y la autoridad no supo cómo hacerle frente de forma eficiente y a la vez efectiva, no supo ni pudo aplicar el freno automático porque entre otras cosas se topó con la ley 20.405, instrumento creado en junio de 2005 por el entonces presidente Ricardo Lagos y promulgado el 24 de noviembre de 2009 por la entonces presidenta Michelle Bachelet, a partir de aquel momento "histórico" sellamos nuestro destino en materia de derechos humanos donde a mi juicio no hicimos otra cosa que sentar un triste precedente que a primera vista podrá parecer muy loable y ajustado a los requerimientos de una sociedad que suscribe EL derecho fundamental por excelencia, pero que utilizado en manos de algunos y con muchos claro/oscuros que tiene la ley, más parece reafirmar los derechos de unos por sobre otros, si a lo anterior sumamos la profunda modificación sobre la Reforma Procesal Penal tenemos el cocktail perfecto para afirmar sin temor a equivocarme que ambos instrumentos legales vienen a resultar incompatibles con el Artículo 1° de nuestra Constitución Política, esto es, "Las personas nacen libres e iguales en dignidad y derecho", al parecer y si así fuera este artículo de la Constitución recoge efímeramente el momento del nacimiento y lo que suceda una vez cortado el cordón umbilical es harina de otro costal, pero bueno, dejémonos de lamentar y reconozcamos que hasta la breve descripción anterior de aquel fatídico 18 de octubre éste vendría siendo sólo un ejemplo de los que hemos comenzado a apilar de forma muy peligrosa, porque ello derivó en noviembre de 2019 con un supuesto "acuerdo nacional por la paz" donde hacerlo reconoció de inmediato que nuestra paz estaba en peligro y había que alcanzar este urgente y necesario acuerdo transversal por la paz, al que por supuesto varios se opusieron, dejando una vez más en evidencia que esto no era tan casual como algunos querían señalar, no era ni por lejos una respuesta por $30, era algo mucho más profundo que se venía incubando, pero bueno, en lo concreto se firmó el bendito acuerdo...y cuánto duró?, duró lo que tenía que durar, porque luego de pasado un breve tiempo y a la luz de una pandemia que terminó por amilanar aún más nuestras fuerzas y esperanza de lo que ya estábamos viviendo, entonces ahora hubo quienes con todo desparpajo vinieron a desconocer este acuerdo y simplemente desde aquel momento quisieron apartarlo de un plumazo, tanto es así, que para evidencia del lector, nuestro congreso nacional comenzó a legislar por cuenta y con agenda propia, sin importar con ello que las iniciativas fueran constitucionales o de atribuciones propias del Congreso y el pretexto utilizado sería la tardanza y equívocos mensajes del ejecutivo respecto de su entendimiento por interpretar las reales y necesarias necesidades de la población para los tiempos de pandemia en el tiempo que ella las necesitaba para hacer frente "al hambre" que la consumía, todo a juicio de la oposición se estaba haciendo de forma tardía e insuficiente por parte del gobierno, instalando una vez más una verdad bastante conveniente que les serviría de paraguas o más bien excusa para llegar finalmente a una medida inaudita y jamás vista, pero sí muy anunciada por colectivos de izquierda situados bien a la izquierda de nuestro espectro político, justamente el de aquellos que se habían negado a firmar el acuerdo transversal por la paz, bienvenidos entonces a intentar echar mano al 10% del fondos previsionales establecidos para la pensión en las AFP; esta porfiada iniciativa cobró finalmente vida y se convirtió en una verdadera bola de nieve de nivel incontrolable para el gobierno, tan incontrolable que terminó convirtiéndose en ley y deberá ser recordada como "el evento" que significó que nuestra Constitución era entonces perfectamente modificable toda vez que hemos comprobado una vez más que "izquierda y derecha unidas, jamás serán vencidas", encontraron toda clase de subterfugios para validarla y esquivar con ello el veto presidencial o el que le hubiera correspondido al Tribunal Constitucional. Así entonces es que a la luz de esto, la oposición ahora se siente muy respaldada por la ciudadanía (¿?) para dar inicio a otras iniciativas que comienzan a rayar en la inconstitucionalidad y si así no fuera, se llevan adelante con la bandera de "interpretar a la ciudadanía", por fin estarían haciendo lo que "el pueblo viene exigiendo" - no pidiendo, porque ahora el pueblo no pide - y que finalmente han obtenido como respuesta a que "Chile despertó", me van a disculpar, pero Chile no ha despertado y si lo hizo fue con una resaca increíble que aún nos tiene aturdidos, vemos a diario pasar iniciativas que ahora quieren ir por un impuesto a los súper ricos, porque según un sector - nuevamente el mismo que no quiso firmar el acuerdo transversal por la paz - quiere imponerse utilizando la vulnerabilidad de los más necesitamos como escudo para sus pretensiones, los obscenamente ricos deben pagar tributo adicional; en este suma y sigue de la borrachera parlamentaria, nosotros aún continuamos en la anomia, viendo cómo desfilan ante nosotros otras iniciativas aún más cuestionables y sobre las cuales ya tenemos alguna evidencia y me refiero a la iniciativa de aprobar un proyecto de ley que permita el "turismo laboral" y que cito textualmente "pretende ser un mecanismo de formulación periódica de política migratoria, cuya principal materialización es la definición de las subcategorías de residencia temporal, de modo que dicho instrumento será el llamado a delimitar el grado de permeabilidad de nuestras fronteras en función de la realidad económica y social reinante, así como de la experiencia ganada a partir de las determinaciones adoptadas por las políticas migratorias que la hayan precedido.", permítanme una vez más evidenciar por qué creo que nos tienen en el horno; si todo lo anterior no fuera suficiente, nuevamente un sector de nuestra cámara de diputados y diputadas (absurdo nombre) busca alzarse moralmente sancionando a un diputado de la república porque en una sesión telemática aparece a su espalda con una imagen del General Pinochet, curioso reclamo moral cuando tenemos a otro parlamentario que despliega un cartel con groserías en el marco de su profunda y filosófica discusión parlamentaria, o cuando otra honorable se permite llegar disfrazada y luego danza en lenguaje "otaku" por todo el salón de la cámara, o quizá cuando los escuchamos enarbolar encendidos discursos sobre la igualdad donde llegan incluso a atragantarse - porque ya no hablan de equidad - después de la vergonzosa y transitoria medida para rebajarse la dieta en un porcentaje que primero partió en un 50% y en la realidad derivó en uno harto menor al 25% propuesto posteriormente y que tanto orgullo le generó, toda vez  que por fin les permitió disminuir la brecha económica que los separaba de sus leales súbditos ciudadanos, es que es tanta la solidaridad de nuestra clase política que adicionalmente se permite participar activamente de las ollas comunes en poblaciones verdaderamente necesitadas, pero donde para llegar lo hacen abiertamente en sus vehículos de alta gama o disfrazados en un vehículo común y corriente que primero pasan a recoger a algún estacionamiento subterráneo y bien al fondo. No nos confundamos, todo esto no es otra cosa que un suma y sigue de evidentes signos de descomposición que desfilan frente a nosotros, pero ahí estamos nuevamente presos de esta anomia colectiva donde lo único que arde son las redes sociales, totalmente polarizadas y generando división, entreteniéndonos entre nosotros mientras ellos ajenos por conveniencia y cual expertos prestidigitadores, lo único que hacen es lanzarnos algún hueso para roer y destrozar en las redes, mientras por otro lado se las arreglan para seguir con su agenda propia en torno a cosas por las que moriremos esperando y donde solamente bastaría el sentido común para sacarlas adelante, condenando y principalmente erradicando pero de verdad y transversalmente todas las aberraciones a las que nos tiene sometidos. 

    La crítica por supuesto debe necesariamente incluir y envolver al gobierno de turno, claramente dentro de todo lo que nos ocurre se aprecia un evidente aporte del gobierno en que el desorden social continúe en aumento, ya no resulta comprensible que cada vez que esperamos que el gobierno reaccione frente a esta evidente afrenta que vive a diario y que en consecuencia nos somete, no lo vemos reaccionar, lo vemos golpeado y aturdido en una esquina del cuadrilátero, casi esperando recibir el último golpe que termine por tumbarlo al suelo; vemos con desazón cómo la oposición - muy hábil por cierto - utiliza cada conflicto para sacar sus banderas, es así como por ejemplo la Araucanía es la papa caliente de la cual no ha sabido desprenderse, tibiamente desliza una y otra vez la condena, anunciando la eventual querella ya sin número para ponerle coto, cada medida que adopta parece no encontrar el blanco para darle al centro, mientras tanto la desesperanza sigue aumentando y con ello la tensión social que al igual que una olla a presión terminará por explotarnos en el rostro, no hay diálogo, no existe al frente un interlocutor válido con el que entenderse y avanzar decididamente en un camino de solución, son décadas de conflicto y por el han pasado todos los gobiernos de la concertación, la nueva mayoría y la pseudo derecha 2 veces, curioso que los momentos más duros y de resistencia radical se han dado en los 2 gobiernos del presidente Piñera, curioso que la calma sin solución florezca cuando la que gobierna es la izquierda. Este conflicto no se detendrá porque ocurra una serie de reuniones, ocurrirá cuando cada uno de los involucrados haya expuesto abiertamente lo que espera del otro, yo al menos aún no comprendo qué es lo que quiere un sector de la Araucanía, cuál es la demanda concreta a que aspiran; lo que sí tengo claro es que mientras muchos mapuches luchan a diario por salir adelante con trabajo y perseverancia, hay otros que están siendo manipulados y financiados por sectores radicalizados tanto nacional como internacionalmente, esto al igual que el conflicto del 18 de octubre 2019 no es ni por lejos espontáneo, hay un evidente plan de desestabilización social que terminará de la peor forma si no lo afrontamos con decisión, una vez más nuestra anomia es evidente.

        El obstruccionismo mostrado por la oposición desde que asumió el presidente Piñera ha sido brutal, aún teniendo en cuenta que ellos mismos se encuentran muy divididos, no aflora tampoco un liderazgo que se alce como el recambio para las próximas presidenciales, sin embargo, han sabido con toda la desorganización que ellos experimentan poner en jaque al gobierno y hacerlo bailar con la música que ellos han puesto, no querer verlo es simplemente pretender caminar con los ojos vendados, pero ahí estamos nuevamente extraviados y huérfanos de los tiempos mejores que nos prometieron en campaña, no hay un atisbo siquiera de orden y conducción asertiva ni siquiera en lo comunicacional, los discursos se suceden uno a uno con variaciones sobre el mismo tema, los que aún no terminamos de comprender ni a qué aspira y mucho menos cómo pretende hacerlo, finalmente para este artículo ahí esta una vez más nuestra evidente anomia. 

    Las preguntas finales son qué vamos a hacer y cuando las corregimos, porque de verdad que estamos en el horno.

        

1 comentario:

  1. No es la primera vez que veo un fiel análisis escrito por este autor A PASO FIRME, especialmente este relacionado con la anomia que nos tiene efectivamente a punto de consumirnos, si no en un horno, en la realidad diaria arbitraria, dictatorial, mientras presenciamos abismados el derrumbe de nuestra democracia, y consecuentemente de nuestro querido Chile.

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