jueves, 29 de septiembre de 2022

SUCEDÁNEO DE DEMOCRACIA


Artículo escrito por: A PASO FIRME.

    En Chile experimentamos una situación muy particularmente peligrosa y es la falsa sensación de democracia, en efecto, un grupo o mejor dicho un grupúsculo ha invertido el orden natural de las cosas cuando de democracia se trata, sobra evidencia del actuar de una clase política que frente a la inacción ciudadana ha asumido como suya la interpretación de resultados electorales y cuestiones plebiscitadas que ellos pretenden administrar a su antojo y arbitrio.

    Es falsa la democracia cuando se desoye a millones de ciudadanos que han expresado su voluntad en las urnas, es también falsa cuando estos grupúsculos se convierten en dictaduras oligárquicas, al final del día nos damos cuenta que no existe mejor dictadura que aquella que aparenta no serlo.

    El gran artilugio utilizado por la clase política de forma transversal - amén de contadas excepciones - es que en teoría cualquier idea es susceptible de ser escuchada y puesta sobre la mesa, sin embargo sólo logran llevarse a la práctica o materializarse aquellas que dicen relación con los mezquinos intereses de ellos o las agendas internas del gobierno de turno o aquellas agendas internacionales por las que han sido onerosamente seducidos.

    El resultado contundente de la opción rechazo que se obtuvo en el plebiscito del pasado 4 de septiembre 2022 y, donde casi 8 millones de ciudadanos sobre un universo de 13 millones decidió poner fin a la aspiración nacida a punta de sedición y destrucción, no se constituyó en el acto esperado ni fue evidencia suficiente para detener las aspiraciones refundacionales respecto de nuestra Constitución Política de la República, por parte de un sector profundamente ideologizado y engañado conscientemente sobre el supuesto origen espurio de la actual carta fundamental; este grupúsculo se ha ocupado de repetir como mantra una y otra vez tal falacia, olvidando por completo las veces que ha sido validada no solamente por la población en plebiscito anterior, sino por la misma clase política cuando en 2005 cambió la firma de su autor, invitando con ello al despunte de primavera; la fracción del pueblo que se ha comprado este discurso odioso y mentiroso ha sido envuelto vistosamente por falsas promesas de redistribución de la riqueza, falsos dogmas que hablan de dignidad e incontables derechos que serán dispuestos para enfrentar el futuro en inmejorables condiciones de vida, la falsa promesa de la felicidad al final del arcoíris que encontrarán si aprueban una nueva propuesta constitucional, es el dulce perfecto para mentes estrechas que incapaces de pararse en la vida con sus propios pies, aspiran a que sea el Estado Social de Derechos su gran benefactor ad eternum. El discurso aquel que asegura que Chile será la tumba del neoliberalismo contrasta y se estrella de frente con las compulsivas actitudes del pueblo que se pelea por el último artículo tecnológico llegado al país, el último modelo de vehículo o el último ticket para el concierto del momento.

    No nos dejemos engañar por este grupúsculo, casi la totalidad de los partidos políticos en Chile responden a intereses y agendas propias, no tienen el mínimo interés de escuchar ni a sus militantes ni a aquellos que por algún desliz mediático bien instalado en el discurso se dejan seducir por cantos de sirenas; nuestra clase política en general está desahuciada y desprovista de legitimidad real, cuenta con escasos niveles de aprobación ciudadana, el refichaje llevado a cabo en 2021 y que hizo salir a la luz a los militantes zombies no fue un hecho suficiente en el camino de la restitución de las confianzas y menos contó con la transparencia para volver a darles legitimidad, situación que puede ser evidenciada por el robo de claves únicas ocurrido en el año 2020, anterior al proceso de refichaje político, nada de eso se cuestionó de forma que llegara a un esclarecimiento de lo ocurrido, sencillamente se tapó con tierra, como suele suceder en nuestro país con los escándalos asociados a las actividades de la familia política, al final del día constatamos con asombro que ellos poseen una habilidad especial para juntarse a fumar bajo el agua.

    Tan falsa está resultando nuestra democracia que las disputas políticas van desde la idea de proscribir lo que algunos señalan como los extremos de las ideas políticas, unos van por proscribir al partido comunista y otros por hacerlo con el partido republicano, ambos equivocan el camino, lo que debe ser proscrito son las ideas totalitarias, no los partidos y la razón es tan evidente que estuvo ahí y frente a nuestros ojos y pensada justamente en la denostada constitución del 80, donde su artículo 8° resultaba visionariamente necesario para el resguardo real del asedio ideológico que hoy justamente intenta atentar contra la familia, que propugna la violencia y pone en riesgo el ordenamiento jurídico e institucional del Estado y la sociedad en su conjunto, pero que sin embargo fue negociado como condición no transable para lo que llamaron en 1989 el retorno a la democracia.

    Hemos sido engañados y hoy pagamos por el desprecio generalizado de generaciones que olvidaron y abandonaron por completo el poder de las ideas y que únicamente se preocuparon del poder del dinero, tal fue el abandono, que los defensores de las ideas de izquierda que llevaron a la crisis terminal de nuestro país en 1973 se encargaron de escribir el relato, fueron los vencidos los que impusieron su verdad histórica, mientras que el sector opuesto, el vencedor, se dedicó exclusivamente a temas de orden económico que evidentemente hicieron renacer a nuestro país y lo sacaron de la miseria y pobreza en que se encontraba en la década de los 70. El desprecio por nuestra historia mostrada por los políticos principalmente mal llamados de derecha hoy nos pasa la cuenta, la traición es evidente, han transado para mantener sus privilegios y cuotas de poder, entregando al pueblo un sucedáneo de democracia, un producto mediocre y de mal gusto que ya se hace insoportable de resistir.

    Volviendo al tema de los partidos políticos que por cierto creo debemos seguir defendiendo en su existencia, debe ser purgado de todos aquellos signos y señales de descomposición que evidencian y dotándolos de almas con un nivel moral del que hoy carecen casi por completo. A la democracia debe importarle la existencia de partidos políticos, lo que no debemos pasar por alto es que ellos disfracen sus ideologías para parecer creíbles y la forma de mantenerlos fiscalizados es a través de la exposición de sus idearios en el debate político a objeto de detener aquellas ideas que en contra de los intereses del poder genuino avanzan soterradamente por las sombras y luego se convierten en mayoritarios, aquello porque nunca es posible erradicar ideas totalitarias, es incluso sano que existan pero siempre preocupándonos de mantenerlas permanentemente podadas para que sean marginales en términos de representación.

    Las falsas democracias utilizan todo tipo de argumentos y artimañas para hacerse espacio, ello solamente es posible de contrarrestar con una formación sólida entregada en casa y luego reforzada en el colegio, es la suma de formación más educación lo que diferencia a una sociedad de otra, mientras más precaria es, más susceptible resulta de ser engañada y arrastrada a intereses de minorías destructivas y parásitas de la sociedad.

    La recuperación del genuino nacionalismo es el gran temor de las oligarquías políticas, porque ahí reside en gran medida el alma de la nación, ahí está la historia de los padres fundadores y el proceso evolutivo de la sociedad que hemos construido. Sólo cuando hay crisis y el estado de descomposición de la sociedad se percibe como irresoluble es cuando deben necesariamente aflorar los sentimientos nacionalistas, aquellos que incluyen no solamente la recuperación de tradiciones largamente arraigadas sino también aquellas que le dan protección a nuestra soberanía en términos económicos, evitando con ello ser depredados por otras economías que por productos a 1 dólar destruyen nuestras fuentes de producción interna.

    El atentado flagrante a nuestra democracia lo experimentamos hoy, hoy es cuando está reunida la clase política para conducirnos nuevamente a un proceso político que insisto ha desoído a millones, hoy es cuando está ocurriendo esta afrenta, hoy es también cuando necesitamos expresarnos en sendas manifestaciones, hoy es cuando aún tenemos energías para hacerlo, aún no pasamos hambre, los costos que pagamos por esta situación política, económica y social aún están a tiempo de revertirse y no depende de nadie más que de nosotros, la sociedad civil, no queramos cifrar esperanzas en otros cuerpos de la sociedad, evitemos la dolorosa decisión de encargar a otros la restitución de nuestra democracia robada por unos pocos, quítense la venda de los ojos aquellos negacionistas de lo que sucede, dejen de culpar y apedrear al mensajero y concentrémonos en el mensaje, no olvidemos jamás que la libertad no se transa, se defiende. 

    La consolidación de una falsa democracia nos conducirá directamente a un despeñadero, un precipicio  difícilmente posible de imaginar del que solamente podemos advertir en cuanto haya luz mientras caemos, pero que conforme descendamos en aquella tenebrosa oscuridad será prácticamente imposible de salir, ello habrá sido el triunfo de lo que he venido a llamar un sucedáneo de democracia.
   


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