lunes, 3 de octubre de 2022

LA CONSTITUCIÓN CONVERTIDA EN LISTA DE DESEOS


Artículo escrito por: A PASO FIRME.


    Chile, nuestro país, pasa por uno de los períodos más difíciles de su historia republicana, el aire está completamente enrarecido, volviéndose por momentos tóxico y en consecuencia dañino para la salud en sus 3 dimensiones: mental, física y espiritual. Ello es el resultado de tener una clase política que de forma casi transversal intenta convencernos que el camino para resolver tanto la larga lista de derechos supuestamente esperados por la exigente y demandante sociedad, así como los problemas de gobernabilidad, pasan por construir una nueva constitución política de la república, ¿será tan así?.

    Vamos por partes y otórguenme la posibilidad de explicarlo en mis propias palabras, como yo lo veo, la constitución de una nación es el documento a través del cual se fijan límites al poder del Estado por medio del Derecho, ella reconoce y consagra derechos fundamentales para el pueblo, dicho de otra forma es un acuerdo que contiene reglas de convivencia, una forma de acuerdo social y político que establece, integra, organiza y constituye un conjunto de normas que rigen a la sociedad de una nación.

    La constitución política de la república es un documento vivo, el que conforme la sociedad va evolucionando, se va adaptando a las nuevas necesidades y requerimientos de ella en su conjunto, se moldea a través del diálogo político entre los representantes del poder designados democráticamente y los ciudadanos que más que comprometidos, se involucran de forma permanente en el quehacer nacional a efectos de mejorar las condiciones de convivencia, el pueblo es la materia prima básica y esencial para explicar por qué debemos tener una constitución política que norme nuestra convivencia, sin este ingrediente no es posible.

    Abundando en los objetivos de una constitución está la búsqueda de la prevalencia de valores, principios, guías, normas de conducta y tradiciones largamente adoptadas por el pueblo a través de su historia, se trata de una suma de derechos y responsabilidades, las que en equilibrio rigen a cada habitante de la nación.

    Creo por lo tanto que, una constitución está pensada para incluir a todos los habitantes de la nación sin exclusión alguna, se considera con ello entonces la integración armónica para la convivencia de personas, grupos, sectores, segmentos, regiones, identidades y culturas de cada uno de sus integrantes. Se fija el aseguramiento de la vida comunitaria, el orden y quizás lo más relevante, las garantías individuales y colectivas y con ello se reconocen derechos que aplican desde que la concepción ocurre hasta la muerte, garantizando su estricto cumplimiento durante todo el ciclo de la vida, aquí entonces mi primera gran observación y es fijar derechos para aquel que no está en condiciones de ejercerlos directamente, me refiero a los no nacidos, asigno entonces derechos antes de nacer, justamente para asegurar que nazcan. De hecho en este punto sucede en la actualidad una situación muy particular y es que cualquiera sea el régimen de salud al que pertenezca la futura madre, el sistema ya asegura cobertura y condiciones de asistencia y monitoreo para su desarrollo intrauterino, sin embargo la constitución le reconoce derechos sólo al momento de nacer.

    Dicho todo lo anterior, mucho o poco y, sin pretender ahondar en los motivos de la clase política para pretender seguir iterando en procesos para tener una nueva constitución, declarando con ello muerta a la actual, es francamente inentendible.

    Nuestra actual constitución no está ni muerta ni desahuciada de seguir existiendo, de hecho rige completa, con cada una de sus normas, más allá de las intervenciones venenosas que le hayan hecho para provocarle la muerte, tan así es que si estuviera muerta reinaría el caos; alguien podría animarse a afirmar que sí reina el caos, si así fuera, hecho que no parece tan lejano, no es precisamente porque la constitución haya pasado a mejor vida, es simplemente porque los representantes del pueblo designados para defenderla y protegerla son los mismos que la atropellan e intentan estropear, sin embargo ahí está, entera y estoica resistiendo cada uno de los embates de que es objeto a diario, ella por sí misma aunque viva, no es capaz de levantarse y deshacerse de todos aquellos que la agreden, necesita de voluntad, necesita que alguien individual u organizado colectivamente la tome y aplique todo su poder para restablecer la convivencia, las reglas están y son claras. ¿Por qué no se hace?, la verdad no lo sé, o a lo mejor lo sé y también usted.

    Decía al principio que la constitución limita el poder del Estado respecto de sus ciudadanos, sin embargo la evidencia sugiere que esto es lo que algunos buscan revertir.

    La propuesta del 4 de septiembre 2022 fue rechazada de forma contundente por encontrarse lejos de ser una constitución de la república, más bien se trataba de una extensa lista de deseos, mal llamados derechos, llena de privilegios para algunos y carente absolutamente de responsabilidades para todos. Tal propuesta intentó pasar por encima de la existencia de poderes del Estado ahí consagrados históricamente, se intentó con ello desdibujarlos y proponer otros nuevos que salidos del conjunto de mentes retorcidas, pretendían hacernos creer que ahí residía el origen de nuestras inequidades y/o desigualdades, males y desdichas, como si todo el esfuerzo de nuestra primera constitución de 1828 hubiese sido en vano, como si más de 200 años de vida republicana que nos ha visto desarrollarnos y crecer, debiesen ser borrados de nuestra historia por un grupo de inalcanzables iluminados.

    Ninguna constitución puede ser eficaz y posible de implementar para asegurar su larga vida si omite responsabilidades claramente delimitadas para unos y otros, gobernantes y gobernados. Una constitución no puede ni debe convertirse en una lista de deseos, no puede ser el menú a la carta para minorías ni mayorías, la constitución de una nación es un instrumento que se balancea y sostiene en equilibrio a través del tiempo, los ajustes necesarios a realizar se deben orientar a observar que ese equilibrio sea robusto y sustentable por décadas, no puede estar sujeta a vaivenes ocasionales, debe prevalecer a pesar de esos vaivenes, a pesar de los asedios políticos, sociales, culturales y económicos debe ser capaz de salir indemne, son pequeñas piezas, pequeños ajustes periódicos los que la mantengan armónica y triunfante.

    Dicho lo anterior, no será entonces el deseo apresurado y atolondrado de unos pocos los que resuelvan con una nueva propuesta los difíciles momentos que atravesamos, no será desoyendo al pueblo que logren construir una propuesta que se convierta en la columna monolítica que rija nuestro destino por 50 años más como mínimo, no será a través de la imposición de ideas sordas de algunos que con escasa representación y entre 4 paredes lo logren, no será de espaldas a un contundente mensaje expresado en las urnas los que consigan unirnos como sociedad; todo lo anterior solamente logrará fragmentarnos aún más, todo ello nos conduce a enfrentarnos entre amigos y/o familias, las heridas que supuestamente intentan sanar son intercambiadas por otras creadas artificialmente por un grupo que ha hecho suyo algo que nos pertenece a todos.

    Una nueva constitución no nos sacará del pantano actual, no restaurará las confianzas ni hará retornar las certezas, creo incluso que crea nuevas incertidumbres y prolonga peligrosamente las actuales; los problemas los tenemos hoy, es hoy cuando estamos asediados por la variada gama de delincuencia, el terrorismo, las bandas de narcotráfico y el sicariato, es hoy cuando está desatada la inmigración ilegal, es hoy cuando las condiciones económicas profundizan la crisis social, es hoy cuando nuestros esfuerzos por llegar a fin de mes son cada día mayores, es hoy cuando el sueño de la casa propia se aleja para muchos y es hoy cuando los ya endeudados por una propiedad ven con terror perderlas a causa de la incapacidad de seguir sosteniendo tal carga económica, es hoy cuando a través de reformas tributarias vemos cómo nuestra mochila se vuelve cada vez más pesada sin ver a cambio de este mayor esfuerzo una retribución equivalente, es hoy cuando vemos que la carga social propuesta para mejorar pensiones es el sueño para algunos a costa del sacrificio de otros, es hoy cuando vemos que la salud es un activo cada día más difícil de resguardar, es hoy cuando vemos que la educación pública se desmorona y la que es privada y de calidad se vuelve insostenible o inalcanzable para muchos otros que forzados por la descomposición de lo público la tenían como opción y legado para sus hijos, es hoy cuando se fugan los capitales y peor aún se fugan los talentos, es hoy cuando hacer patria se torna en un sacrificio extenuante y sobre demandante, es hoy cuando hemos dejado de transitar por la llanura y nos enfrentamos a una colina que aparece frente a nosotros de forma colosal, una colina a la que algunos nos quieren forzar a ascender de no encontrar un camino que permita rodearla para seguir avanzando, una colina a la que se nos obliga a transitar con una pesada mochila cargada de incertidumbres.

    La constitución debe ser la herramienta que llevamos en el bolsillo para abrirnos camino y no sobre nuestra espalda para dificultarlo, no se avanza con una pesada carga compuesta por una lista de deseos.

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