viernes, 25 de junio de 2021

100 AÑOS DE COMUNISMO CHINO


Artículo escrito por: A PASO FIRME

    El próximo 1° de julio, el partido comunista chino celebrará su 100° aniversario, así comienza un interesante artículo del semanario británico The Economist, desglosemos un poco lo que este relevador artículo nos destaca: 

  1. En la cumbre del G-7 el 13 de junio, Joe Biden afirmó que no sólo EE.UU. estaba en desacuerdo con China, sino también gran parte del mundo dudaba "si las democracias pueden competirle o no". Esta afirmación deja en claro que frente al gigante comunista es poco lo que se puede hacer frente al desarrollo chino en términos de expansión económica, aún con todos los problemas relativos a libertades que con más fuerza aún China aplica no sólo en su propio territorio, sino que donde sea que esté llegando.
  2. Los comunistas de China son los autoritarios más exitosos del mundo, claramente queda en evidencia que es así, porque ha sido capaz de transitar y transformarse desde la penosa era de hambruna de Mao a la segunda economía más grande y poderosa del mundo de la mano de Xi Jingpin.
3 razones señala The Economist para explicar por qué ha podido mantener su control por tantos años:

  1. Es despiadado, si hasta antes del incidente de la plaza de Tiananmen en 1989 titubeó para aplastar las protestas, terminó respondiendo con balas a los megáfonos y con eso logró aterrorizar a un pueblo completo hasta lograr la sumisión.
  2. Agilidad ideológica, luego de la muerte de Mao en 1976, Den Xiaoping comenzó a eliminar las comunas populares que destruían la productividad y puso a las fuerzas del mercado a trabajar los campos; los maoístas se horrorizaron, pero la producción se disparó, por tanto, la lucha de Den terminó por abrazar fuertemente el capitalismo, con ello muchas empresas estatales cerraron, se privatizó la vivienda, millones fueron despedidos, pero China floreció.
  3. A pesar de la evidente cleptocracia instaurada donde surgió una clase perfectamente acomodada económicamente y donde la corrupción es pan de cada día, cultivo perfecto para que algunos se convirtieran en súper ricos - basta recordar solamente que la lista de multimillonarios del mundo de Forbes del año 2020 registró la cifra récord de 389 miembros chinos, frente a 324 en 2019 y el récord anterior de 372 en 2018 -, a pesar de aquello la gente común sintió y comenzó a experimentar que sus vidas mejoraban y el partido fue lo suficientemente astuto para reconocerlo en sus demandas y se abolió los impuestos rurales y creó un sistema de bienestar que hoy les proporciona pensiones y atención en salud subsidiada para todos, los beneficios en términos económicos no son muchos, pero son bien apreciados.

    Con Xi Jingpin el partido se ha centrado en la ortodoxia ideológica, hace ingentes esfuerzos por eliminar la burocracia, el ejército y la policía afrontan purgas importantes para erradicar la corrupción y poco a poco las empresas van alineándose, Xi Jingpin ha reconstruido el partido desde sus bases, creando para ello una extensa red de espías y ha instalado sofisticados sistemas de vigilancia para mantenerlos controlados, desde la época de Mao que China no estaba tan fuertemente controlada.

    Cómo es posible entonces que a pesar de los múltiples análisis hechos desde occidente, donde siempre se ha pensado que el colapso del comunismo debe ocurrir debido a las restricciones en términos de libertades de expresión y pensamiento político aplicados por el régimen comunista, más aun considerando que muchos de las nuevas generaciones chinas son educadas en occidente y que por tanto han visto y experimentado en carne propia los beneficios del capitalismo? El vigoroso crecimiento que la apertura al capitalismo les ha brindado en términos estrictamente económicos parece ser suficiente por ahora, sin embargo, debería haber más cambios, porque hay una generación muy vieja de su fuerza laboral que va en retirada, sumado a una ridícula edad de jubilación que para las mujeres es de 55 años y 60 para los hombres.

    Mientras todo el resto del mundo se ha hecho más pobre combatiendo la pandemia por covid-19 que surgió en China, estos últimos hoy gozan de excelente salud, aceleraron su economía y en consecuencia disfrutan de la idea que China ha recuperado su orgullo y peso en el mundo, más allá de lo que en occidente creamos y pensemos respecto de ellos.

    El importante y creciente nacionalismo que experimentan los chinos es sin duda un elemento clave para alimentar al partido, con ello caricaturizan a occidente y principalmente a EE.UU., que sigue debatiéndose en sus libertades con masacres raciales y expresiones letales a punta de la libertad que le otorgan el uso libre de armas, para ellos al parecer la alternativa al gobierno de un partido único sugiere solamente caos.

    El control ideológico que de la mano de Xi Jingpin experimenta el gigante asiático es feroz, cualquier expresión de disidencia es fuertemente reprimida con tecnologías desarrolladas o copiadas por ellos e implementadas para mantener a raya a los que siquiera piensen a sus adentros en hacer algo diferente a lo que mandata el partido, las redes sociales son husmeadas y censuradas, los funcionarios del Estado más radicales son implacables a la hora de denunciar a quién se aparte del pensamiento, las calles están llenas de cámaras con sistemas de reconocimiento facial, el control de las aplicaciones de teléfono les dan un control casi absoluto de lo que cada chino hace; el precio del éxito del partido lleva aparejado una represión brutal y terrible.

    Si bien ningún partido dura para siempre, al menos de la forma en que nació, la amenaza más grande no viene precisamente de las masas, proviene del interior del propio partido comunista chino, porque hay facciones en movimiento, hay deslealtad y con ello cierta laxitud ideológica entre los más jóvenes al interior del propio partido, los que han sido descubiertos han terminado encarcelados por sus intentos de conspirar en contra de lo que Xi Jingpin impone. La política china es cada día más opaca, sus interminables purgas sugieren que hay más enemigos en el interior de lo que ellos mismos piensan que hay.

    Quizás el momento de mayor inestabilidad que experimentará China será el que se genere en el momento de la sucesión, porque nadie sabe quién vendrá después de Xi Jingpin ni que reglas se aplicarán para la transición, recordar que cuando en 2018 se eliminó los límites al mandato presidencial, quedó claramente establecido que quiere aferrarse al poder por tiempo indefinido. Visto de esa forma, el peligro para la subsistencia del partido a manos de una nueva clase política más ilustrada y preparada, no conducirá precisamente a lo que aspiran aquellos que conocen la libertad y la quieren también para su país, pero sin duda que la dinastía china como la conocemos algún día terminará.

 

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