Autor: A PASO FIRME
Mucho se habla hoy respecto del clima político en nuestro país y la verdad es que para quienes están ligados directamente al mundo de la política, todo indica que es así, respecto del ciudadano común sin embargo, parece que no lo es tanto.
Por qué comienzo este pequeño análisis y siempre desde el punto de vista del sentido común?, porque lo que visualizo respecto de la clase política y del ciudadano común que esta interesado en política, lo que hay es un clima de polarización, es decir, se experimenta el resultado de una división de ideas en extremos opuestos, incluso para el caso de quienes pertenecen a partidos políticos se generan divisiones al interior y que permiten ganar o ceder espacios, es lo que a mi juicio algunos llaman el alma del partido, donde algunos se han atrevido a afirmar que al interior de sus filas conviven diferentes de ellas.
Por otra parte está la polarización que ocurre en ese sector de la ciudadanía que también se interesa en tener una opinión política respecto de lo que ocurre a nuestro país, lo cual por cierto me parece perfecto, pero sucede que sin formación en ello y en ausencia del sentido común, también se genera la polarización y se extreman posiciones que bajo ciertas circunstancias o eventos de la política, a veces resultan insalvables entre los propios partidarios de una idea.
Así con todo lo anterior, lo que tenemos es la adopción de posiciones pasivas, defensivas y ofensivas, cuando en realidad lo que deberíamos considerar son las posiciones reflexivas. En tanto las posiciones pasivas son aquellas donde se permanece expectante respecto de una situación y que por lo general requieren de más evidencia o datos para actuar, las personas en este estado podrían estar permitiendo el avance de ideas que de concretarse pudieran ser peligrosas o complicadas de revertir; por otra parte las posiciones defensivas son una respuesta por lo general anticipada y de protección que genera un escenario de conflicto con su entorno y pasa a ser la respuesta natural frente al enfado, incomodidad o molestia, situación que lo pone eventualmente lejos de darse cuenta que la persona a la que ataca no es otra que a ella misma; finalmente está la posición ofensiva, esa que se anticipa según sus parámetros a lo que ocurre y adopta una posición activa de respuesta que tampoco asegura el establecimiento de la razón.
Las posiciones reflexivas son a mi juicio las más relevantes, porque ellas son el resultado de un ejercicio interno de evaluación de los escenarios presentes, donde está la capacidad de remontarse a eventos pasados para analizar efectos y consecuencias y con ello adquirir la capacidad de visualizarlos y proyectarlos en el futuro, evidentemente con esta posición se tienen a la vista muchos más elementos para la toma de decisiones; además creo que la adopción de esta posición reflexiva denota un uso equilibrado de razón y la racionalidad, la razón entendida como la capacidad de conceptualizar, juzgar, ordenar, relacionar y estructurar nuestra ideas, pensamientos y conocimiento; la racionalidad hace referencia a un proceso que es dinámico y por el cual se dota a la razón de un conocimiento ideológico, es decir, se vincula a una concepción, visión o ideología determinada del mundo respecto de un área de conocimiento o un aspecto de ella. La posición reflexiva es entonces el proceso previo a través del cual primero pensamos y luego actuamos.
Definamos entonces qué posición adoptaremos no sólo en el ámbito de la política para conducir con ello nuestras visiones e ideas, porque debemos comprender que ser ciudadano implica asumir roles, deberes y responsabilidades en equilibrio con los derechos que creemos merecer o aspirar, comprender que la democracia es un elemento vivo de nuestra existencia y que necesita alimentarse permanente y sistemáticamente en primera persona, permitir que sean otros los que tomen determinaciones o cursos de acción es sin duda parte importante de aquello que nos tiene inmersos en un pantano del que individualmente no podremos salir, la tarea debe ser colaborativa, libre de egos, egoísmos y vanidades.
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