Artículo escrito por: A PASO FIRME
Necrofilia política, entendida como ese amor ciego por ideas muertas y que hoy más de algún candidato a la próxima presidencia de Chile quiere reflotar, todas ellas no son otra cosa que un conjunto de ideas fracasadas donde sea que se hayan intentado establecer o imponer, por otra parte, son esas carencias de liderazgo real y efectivo que observamos en gran parte de la clase política los que atraen a caudillos como hormigas al azúcar y que con ello atrapan mentes con mensajes emocionales, totalmente ausentes de un mínimo de racionalidad, interpretando para su propio beneficio el legítimo descontento social que un pueblo debe expresar civilizadamente en una democracia que día a día necesita ser perfeccionada para alcanzar un desarrollo sustentable y equitativo.
Tanto
esta necrofilia política como el caudillismo son enemigos absolutos de la
democracia, porque es de esta forma que la legalidad desaparece y se construye
una pseudo institucionalidad a imagen del caudillo, se crea el escenario
ideal para una nube ideológica que lo cubre todo con un pesado manto que
dificulta la visión y adormece también al resto de los sentidos.
Hasta
la victoria siempre, son las palabras que utilizaba Castro, que luego fueron repetidas
por Allende y que ahora son extraídas desde el baúl del ideario totalitario para
ser relanzadas por un aspirante al sillón de O’Higgins.
Revolución
socialista, patria socialista o muerte decía Chávez y ya vemos dónde es
que esa arenga ha llevado a más de 28 millones de venezolanos.
No
nos dejemos engañar, evidencia sobra para ver hacia donde se conducen estas
añejas ideologías, los movimientos totalitarios de izquierda se meten en tu
cuarto, controlan tu conciencia y con ello el absoluto de tus
libertades.
Todo
comienza de forma violenta y termina con más violencia, el terror es un método
para alcanzar el poder, ya lo vemos en Perú, donde Vladimir Cerrón, el hombre
detrás de la figura de Castillo es quién disfrazado a la usanza Inca ya
advirtió que la presidencia es un paso para alcanzar el poder, no es el poder,
necesitan por tanto en los siguientes pasos, hacerse del resto de las
instituciones de la república para lograr control absoluto, es decir, el poder
total.
Veamos
otros aspectos, vital resulta poner atención con el sistema electoral en su
conjunto y particularmente en el conteo de votos y auditorías posteriores para
la certificación de las elecciones, como dato solamente indicarles que en
Venezuela pusieron a cargo a un psiquiatra experto en control de masas, así es
como se construye y perpetúa un fraude, bajo el totalitarismo puede haber elecciones,
pero ellas siempre estarán restringidas a candidatos del partido que lo
controla todo, ahí no existe el recuento de votos, porque es parte del fraude,
quién se opone es reprimido, encarcelado y probablemente termine muerto, en
otras palabras la esperanza de las elecciones se desvanece.
A
lo anterior se suma el control de los medios de comunicación, la disidencia
debe ser silenciada y aplastada, por tanto se acaban las concesiones de los
medios de comunicación, cuando se han dado cuenta y quieren salir a protestar
es tarde, muy tarde, la protesta sólo traerá la muerte de quiénes se opongan.
En
el siguiente paso comienzan las violaciones a la propiedad privada, la expropiación
de tierras, los sectores productivos colapsan porque si el productor se niega a
producir, simplemente se lo quitan, todo aquel que se considere explote al
pueblo, merece pagar el precio. Todo se vuelve irracional, porque ya no
se produce para ganar dinero, se hace para satisfacer al pueblo, pero sabemos
que no es así.
Esa
ilusión de justicia social se disipa rápidamente, es el pueblo quién comienza a
pagar el precio, mientras la oligarquía totalitaria saquea a través de la
corrupción administrativa, el crimen organizado es la respuesta a los
opositores del nuevo modelo, es un proceso a través del cual el lumpen se
apodera del país, por eso son audaces y las pandillas operan como células
independientes, la cleptocracia se convierte en la forma de financiación que
obtienen a través de las drogas, bienvenido entonces el narco gobierno.
Las
bandas de narcos comienzan a operar a vista y paciencia, los carteles compran
todos los poderes, la criminalidad se desata, la inflación es el temor
permanente para la gente, miles de familias comienzan a enlutarse y ya disgregadas,
los pocos que pueden huyen y generan un éxodo masivo.
En
la lógica totalitaria no existen los argumentos, está la conveniencia de lo que
sirve o no a la revolución y así se crea artificialmente los buenos y los malos.
Advertimos a esa altura que sus socios son todos los violadores de DD.HH. del
mundo o violadores internos, como por ejemplo la agrupación terrorista llamada
CAM y que asola a Araucanía, en la instauración del proceso se les considera
fuerzas revolucionarias y por tanto se les reconoce legitimidad; las
milicias populares comienzan a ser implementadas, entonces lo que tenemos en
este punto es un partido armado al servicio de la revolución, tal y como sucede
con los colectivos chavistas en Venezuela.
En
materia religiosa se condena a la iglesia y todos los credos, todos comienzan a
ser perseguidos, por tanto deben ser borrados del mapa político.
Qué
es lo que nos queda entonces, asimilar ahora que aún tenemos una breve ventana
de tiempo que las amenazas se combaten, se persiguen y aniquilan.
La
pobreza es el instrumento de dominación política por excelencia del socialismo,
acceso intermitente a medicamentos básicos, filas, escasez, desnutrición, así
se somete a un pueblo, la crisis humanitaria es la constante de humillación; la
crueldad del socialismo permite al burócrata repartir el pan, ya no importa
estar desnudos, no importa no comer, importa la revolución, la libertad queda
desplazada y se convierte en un espejismo inalcanzable.
El
socialismo es un cáncer que sólo se extirpa con mucho dolor y el dolor debe
transformarse y convertirse en voluntad, se lucha contra quiénes se ven a sí
mismos como la salvación, ellos se perciben como redentores, pero de una ilusión.
La única forma de contrarrestar al socialismo se llama conciencia, porque
una cosa es ser engañado, otra muy distinta es dejarse engañar, saber entonces
que no hay peor miedo que el miedo a fracasar.
Finalmente
el pueblo los puso ahí, el hombre por tanto, pasa a ser entonces el peor
enemigo del hombre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu comentario respetuoso es una contribución al diálogo.
Muchas gracias.